Ha interpretado, en decenas de películas, a la típica rubia frívola o inocentona. Pero lo cierto es que Reese Witherspoon no tiene un pelo de tonta. Además de formar su propia productora, se ganó un Oscar y un Globo de Oro por un papel serio (en la cinta sobre Johnny Cash, “Walk the line”) y es una de las actrices mejor pagadas de Hollywood.
Y como a toda chica linda y exitosa, los hombres le llueven por montones. Aunque sólo ha dado el sí una vez. Pero, tras ocho años de matrimonio con Ryan Phillippe y pese a formar una de las parejas más sólidas del mundo de las estrellas, se separaron en octubre pasado.
Y como dicen, ¿a Ryan muerto, Jake puesto? Sí, porque rápidamente, a pocos meses de su separación, se le ha visto muy amorosamente acompañada del también actor Jack Gyllenhaal.
Pero Reese es de esas actrices que odian ventilar su vida privada a la prensa, por lo que se ha negado rotundamente a confirmar este romance.
Siempre ha tenido esa convicción, desde sus tiempos de soltería, antes de conocer a Phillippe. Entonces le adjudicaron fugaces amoríos con Mark Wahlberg (con quien trabajó en el film “Fear” en 1996) y Chris O'Donnell (“Perfume de mujer”), pero ella siempre fue cautelosa y nunca filtró detalles sobre esos romances.
Fue en 1998 que conoció a quien sólo un año más tarde se convertiría en su esposo. Ryan llegó como “paracaidista” a su fiesta de cumpleaños número 21. A pesar de que la rubia, en primera instancia, desaprobaba la actitud y fama de fiestero del actor, al conocerlo su opinión cambió y vino el flechazo. Conversaron toda la noche.
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