- "Blood on the dance floor"
- "Ghost"
- "Stranger in Moscow"
- "Unbreakable"
- "You Rock My World"
- "Butterflies"
"Todos en Hollywood se operan. Yo no sé por qué me señalan. La prensa ha exagerado mucho. Simplemente me operé la nariz. Elvis Presley también lo hizo, me lo contó Lisa Marie. La prensa no habla sobre ellos. Siempre me señalan a mí. No es justo", ha dicho Michael Jackson para justificar lo que una parte de la psicología y la opinión pública de prácticamente el mundo entero considera como una patología mayor: el rechazo al propio cuerpo.
Su aparición pública de diciembre de 2007 le valió el regreso a los tabloides: el New York Post lo fotografió con su rostro cubierto de parches y vendas, lo que provocó un titular sensacionalista que anticipaba otra debacle, pero no económica ni judicial, sino física: la piel de Michael Jackson "se estaría cayendo a pedazos".
Pero esta historia comenzó en 1984, cuando Michael sufrió un accidente mientras rodaba un spot televisivo para Pepsi. El cantante fue hospitalizado con quemaduras en el cuero cabelludo. Se dice que fue a partir de este instante cuando el cantante empieza a obsesionarse por las operaciones estéticas. Sus primeras cirugías, después de esta corrección por el accidente, atacaron el grosor de su nariz y un delineado permanente tatuado en los párpados.
En 1987, en cambio, Jackson comienza a someterse a una serie de cirugías contínuas, progresivas e igualmente extrañas. Esta vez su nariz queda perjudicada y el astro demanda al cirujano. Luego se practica un implante de mandíbula y mentón, agrega más delineador a sus ojos y finalmente su piel comienza a verse más blanca. La transformación más violenta ocurre en 1991: Michael Jackson se tatúa el color de los labios.
Su nariz es remodelada por quinta vez y entonces se aprecia pequeña y filosa, muy distinta a su nariz original, que corresponde a la de cualquier hijo de vecino de Harlem. La metamorfosis de Michael Jackson, que incluye además implantes de pelo facial, ha sido la primera y más visible parte de sus obsesiones y locuras. En sitios web dedicados al cantante existen especulaciones sobre cómo hubiera sido Jackson si no hubiera pasado por el quirófano todas las veces que pasó.
Directamente relacionado con su cercanía al mundo infantil y su creencia de que él mismo era un niño, en 1988 Michael Jackson se fue a vivir a Neverland Valley Ranch, al que convirtió en un parque de atracciones mecánicas basado en mundos de fábula y personajes de cuentos.
Jackson había conocido ese apacible valle de Santa Ynes en 1983, durante el rodaje del videoclip de la canción "Say, say, say", junto a Paul McCartney, ambientada en el oeste americano. Su compra se mantuvo en secreto a tal punto que su propia familia se enteró a través de la prensa de la adquisición.
El rancho de Neverland cubre unas mil 134 hectáreas, cerca de once kilómetros cuadrados, y está en las cercanías de la propiedad de Ronald y Nancy Reagan. Se estima que Jackson pagó unos 28 millones de dólares por el espacio, gracias a las ganancias de una de sus mejores giras mundiales: "Bad World Tour". En sus inicios el parque contaba con una rueda, un carrusel, un circuito de autos, un parque acuático, una sala de baile y un cine.
"Se llama Neverland porque es la tierra que nunca pude tener y la que muchos chicos pobres y sin posibilidades ansiarían poseer. Estas treinta manzanas son para ellos (…) para darles el mundo que yo nunca pude tener. El mundo de la imaginación, el del entretenimiento sin tener conciencia del tiempo...", dijo el cantante, cuando aún no era acusado de pedófilo.
Pero los gastos incurridos principalmente por las excentricidades del cantante y el juicio en el que se vio involucrado a comienzos de la década de 2000, sumado a su inoperancia artística lo llevaron al inicio de una bancarrota. Para 2006, el rey de pop le debía 23 millones y medio de dólares a Fortress Investments, que asumió las escrituras de la propiedad. Su caja vacía no daba para saldar esos pagos. Hoy, la estrella del pop se mantiene en el mayor de los silencios, viviendo en una casa de Las Vegas con sus tres hijos, Prince Michael Joseph, Paris Michael Katherine y Prince Michael II, los dos primeros con la enfermera Debbie Rowe.
En 1993 Michael Jackson fue acusado de abuso sexual a un niño de trece años. La presencia de la policía en el incidente produjo los primeros avisos de que éste sería un escándalo más escabroso aún en la vida del rey del pop.
Un año después, Jackson llegó a un arreglo con la familia del niño por un valor estimado de veinte millones de dólares y los cargos fueron retirados. Pero la predilección sexual por los menores de edad no quedaría reducida a ese único caso. Una década después, los problemas para Jackson se agudizaron cuando un periodista británico filmó escenas en Berlín para un documental transmitido en 2003.
Ahí Jackson admitía haber dormido con niños en la misma habitación en su rancho de Neverland. En el film también se puede ver a un niño de doce años -que sobrevivió a un cáncer- abrazando al cantante norteamericano y fueron éstas y otras imágenes incluidas en el documental las que provocaron un escándalo internacional. A partir de 2003, entonces, es cuando comienza la debacle sostenida de Jackson.
En medio de rumores que lo acusaban de estar al borde de la quiebra, muchas personas que habían trabajado a su servicio presentaron una serie de demandas. El juicio público al que fue sometido en Santa María, cerca de la ciudad costera de Santa Bárbara, al noroeste de Los Angeles, se extendió por meses y fue dirigido por el juez Rodney Melville. Y mientras la opinión pública norteamericana se dividió y la parte acusadora fue directamente al bolsillo del cantante, la estrategia de defensa de Jackson subrayó las incoherencias del testimonio del menor involucrado y de su familia, a los que su abogado Thomas Mesereau describió no como víctimas, "sino como claros mentirosos". En junio de 2005 se le declaró inocente de esos diez cargos criminales por abusos sexuales contra menores. Luego se supo que durante el juicio Jackson habría pedido llorando la posibilidad de dormir con un niño.