—¿Cuál cree que va a ser el principal desafío
una vez que ellos ya estén acá, a nivel de país?
"El gran desafío es integrarlos, o sea, acogerlos, sobre
todo a los más adultos. Con los niños yo creo que va a ser
muy fácil, porque el colegio ya el mismo hecho de la escolaridad,
de la novedad que significa tener a alguien que sea de otro país,
los niños son más rápidamente acogedores. Además
los niños aprenden muy rápido, entonces, eso yo lo veo más
fácil. Y con el tema de los adultos, yo creo que el gran desafío
es cómo los ayudamos a integrarse, a que no los discriminemos,
que los tratemos bien. Y ahí es donde uno tiene interrogantes,
porque somos complejos los chilenos en esas materias, no somos de los
más fáciles".
—Hay casos anteriores de refugiados que no han sido muy
exitosos, como el de los croatas en 1999, ¿esa ha sido la experiencia
más complicada en esta materia?
"Sí, la más difícil, sin duda, porque de partida
para nosotros como vicaría fue complicado también, porque
fue el primer grupo de refugiados que nos tocó a nosotros como
vicaría atender, y ya como Gobierno, fue definitivamente el más
importante de este tiempo. Y, yo creo que había falta de experiencia
y que hubo cosas que no se supieron prever, a partir de esa falta de experiencia".
—¿Qué pasó con ellos después?
"La mayoría de ellos volvió, porque también
muchos de ellos venían con la idea de que Chile era muy parecido
a la Ex Yugoslavia. Después, venían con la idea de que aquí
se les tenían que dar una cantidad de cosas que en realidad no
se tienen que dar. Ellos se las tienen que conquistar, y tenían
una idea de Chile muy distinta a lo que finalmente es. Entonces, el choque
fue muy violento, y no se les había preparado. No sabían
adónde venían".
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