Los nazis concebían toda la historia humana como una lucha biológicamente determinada entre las razas. Establecieron que movimientos políticos como el marxismo, comunismo, pacifismo e internacionalismo, reflejaban el pensamiento judío -peligroso y antinacionalista- basado en su raza.
Las ideas tras el Holocausto no eran nuevas ni exclusivas de los alemanes. Los nazis fueron los herederos de un odio centenario contra el pueblo judío enraizado en rivalidades religiosas en todos los países de Europa. Así, cuando planificaron su programa genocida, encontraron colaboradores –tanto de gobierno como eminentes intelectuales- en todos los países que llegaron a dominar durante la Segunda Guerra. El genocidio sería desde entonces el único foco del antisemitismo nazi.