Santana

 

Fortalezas. ¿A quién en el mundo le importan los cincuenta años del Festival de Viña? Mejor una efeméride de verdad: Este año se cumplen los cuarenta años de Woodstock, y aquí viene un auténtico veterano de ese día. Fortaleza, entonces, es cada una de las canciones tempranas de Santana: "Oye cómo va", "Soul sacrifice", "Black magic woman", "Samba pa' ti", "Jingo", "Guajira". Qué Soda Stereo ni Enanitos Verdes: Esto sí es Rock Latino Original.

 

Oportunidades. Es la única de las seis noches en que el combinado tiene los ingredientes justos: Roger Hodgson completa la nómina, por lo que la nostalgia está asegurada para el público que vaya en su búsqueda.

 

Debilidades. Santana ha envejecido mal como pocos. Del guitarrista joven y salvaje de los inicios no queda nada, y en su lugar hay una marca registrada a punta de discos multimillonarios, diseñados desde la oficina de marketing de la compañía y con invitados elegidos por el ranking del Billboard. Un contraste tan severo entre dos polos opuestos puede ser chocante.

 

Amenazas. La primera vez de Santana en Chile, en el Parque Intercomunal de La Reina en 1990, fue precaria, mal organizada, con copete y pito de contrabando, miles de personas más de las que los organizadores iban a ser capaces de controlar, y un concierto donde muchos fueron, pocos escucharon y menos vieron. Pero fue una cosa más: legendario. Esta vez, en cambio, va a ser profesional, con cámaras de TV, escenografía de TV y animadores de TV, pero sin la leyenda de la primera vez. Un sabor que el amante del "rock clásico" podría llegar a despreciar.