Sólo para tener una idea de cuán extendido está el uso armas pequeñas en todo el mundo podemos recurrir a una triste estadística: 114.750 personas han muerto en lo que va corrido del año (16 de mayo de 2005) en todo el mundo sólo por causa de armas livianas, como revólveres o pistolas.

Así lo destaca The International Action Network on Small Arms, cuya página en Internet (iansa.org) actualiza día a día un contador con las víctimas de este tipo de material bélico.

Esto inevitablemente nos lleva a una conclusión: la posesión de armas en los diferentes países del mundo es muy alta. Como muestra algunos indicadores. Uruguay tiene 572 mil armas para un país de alrededor de 3 millones de habitantes, lo que tal vez lo transforma en uno de los ejemplos regionales más alarmantes. Estados Unidos, a fines del 2002, contaba con 23 millones de armas cortas en posesión de civiles. Canadá tiene 7 millones de armas inscritas (pero apenas tiene el doble de la población de Chile). Argentina, más de 2 millones 600 mil armas (para 26 millones de habitantes). Mientras, Chile cuenta con 700 mil armas debidamente inscritas.

Pero para crear una imagen más global, es necesario indicar que en el mundo hay 639 millones de armas pequeñas, una cifra nada despreciable si consideramos que corresponde a una por cada 10 personas.

Pero estos números que pueden parecer algo fríos, adquieren mayor importancia si advertimos que cada año se fabrican 8 millones de armas livianas en todo el mundo. Más aún, año a año se fabrican 16.000 millones de municiones, más de dos balas por cada habitante del planeta.

Su procedencia se reparte en 98 países, que poseen más de 1.000 fábricas dedicadas a este rubro. Pero a pesar de que la fabricación se divide en casi un centenar de países, el 88% de las exportaciones de armas convencionales son responsabilidad de sólo 5 naciones: Francia, Rusia, China, EE.UU. y el Reino Unido.

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