Su infancia y adolescencia estuvo marcada por la inestabilidad, el alcohol y el abandono, lo que para muchos habría resultado determinante en su destino. Sin embargo, Demi Moore enfrentó con éxito su vida y le dio, hasta ahora, el equilibrio necesario para avanzar con cierta tranquilidad y armonía, aunque muchas de sus decisiones sean polémicas.
A los 18 años, en 1980, cuando buscaba abrirse camino en el cine, se casó con le rockero británico Freddy Moore, un hombre 12 años mayor que ella, de quien tomó el nombre y con el que estuvo unida sólo cuatro años.
Un año después de su divorcio, en 1985, conoció al actor Emilio Estévez en el rodaje de la película “Saint Elmo, punto de reencuentro” e inició una relación de baja exposición pública debido a que ninguno de los dos había logrado hacerse un nombre en Hollywood.
Juntos estuvieron no más de un año, porque a fines de 1986, Demi Moore se encontró con el atractivo y mujeriego Bruce Willis, en la proyección de una película de un amigo en común. Aunque ella se había hecho la idea de estar sola un buen tiempo tras terminar con Estévez, el flechazo de ambos fue inmediato y al día siguiente comenzaron a salir.
Ya con un poco de más popularidad ambos, el 21 de noviembre del año siguiente, se casaron generando cierta expectación. Todos apostaron a que la unión no duraría mucho por la conflictiva personalidad del actor y lo exigente que ella siempre se mostraba.