Sus
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Liderazgo en el PC l La enfermedad
l
Su lado oculto
Exilio
y clandestinidad
El día
del golpe, Gladys Marín se encontraba en su casa junto a su marido
escuchando las noticias del levantamiento de la Armada. Entonces le
pidió a su nana que fuera a buscar a sus hijos, quienes asistían
a un colegio cerca de la Plaza Ñuñoa, y se los llevara
a su suegra.
Una
camioneta del PC la pasó a buscar y se dirigió a la sede
del Comité Central de la colectividad, ubicada a tres cuadras
de La Moneda. Luego se trasladó a otro local en la calle Vergara
y de ahí al de República de las Juventudes Comunistas.
A
esas alturas La Moneda ya había sido bombardeada y los bandos
militares ya habían comenzado. Su nombre figuró en el
primer bando de la Junta Militar entre las 100 personas más buscadas.
Anduvo de casa en casa hasta que el PC le ordenó que se asilara.
Así
en noviembre llegó hasta la embajada de Holanda en Santiago,
donde permaneció ocho meses. Durante ese tiempo la comunicación
con su marido se redujo a papelitos que se enviaban en frascos de shampoo
o crema envueltos en plástico, y a través de los cuales
Gladys sabía cómo estaban sus hijos, quienes permanecían
con sus abuelos paternos.
En
julio de 1974 partió a Holanda en calidad de refugiada. Posteriormente
le otorgaron papeles más permanentes, incluso con una residencia
en ese país.
Gladys
Marín se fue después a Moscú, URSS, donde estaba
la dirección del partido, y luego a Costa Rica, donde sería
recibida por la Asamblea del Parlamento en pleno. Precisamente fue en
ese país centroamericano donde se enteró de la detención
de su marido en 1976.
Luego
de solicitar en diversas oportunidades a la dirección del partido
su regreso a Chile (estaba convencida de que su ayuda era más
valiosa si la realizaba en el país y no desde el extranjero),
a comienzos de 1977 se empieza a organizar la denominada “operación
retorno”, para lo cual se solicitó ayuda al Partido Comunista
de Argentina.
El
regreso de Gladys Marín a Chile a comienzos de 1978 fue el primer
ingreso clandestino de integrantes de la dirección comunista
al país. Una vez en territorio nacional, la primera tarea que
emprendió fue la de reorganizar la dirección de su colectividad,
así como concretar la denominada “revolución de
masas o rebelión popular”, línea fijada desde el
exterior por Luis Corvalán y que hasta ese momento se mantenía
sólo como una idea.
De
esta manera, la dirigenta escribe una “Pauta” en la que
llama a trabajar por la insurrección de las masas. Sin embargo,
el documento no contó con el pleno respaldo de la dirección
del PC (que estaba en el exterior), por lo que Gladys Marín se
ve obligada a salir dos veces clandestinamente de Chile para discutirlo.
No
obstante, la política de la rebelión se lleva a la práctica
en Chile como una actitud de enfrentamiento, lo que finalmente desembocó
en la creación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez
(FPMR), organización que nació con el objetivo de unir
a las distintas fuerzas políticas contrarias a la dictadura y
que asumían formas armadas.
En
1986 Volodia Teitelboim critica desde Moscú el camino de la lucha
armada seguido por el FPMR, afirmando que “el rodriguismo no puede
reemplazar nuestra línea política”. Aunque estas
declaraciones le significaron un distanciamiento de Gladys Marín,
la dirigenta continuó apoyando las acciones emprendidas por el
movimiento izquierdista, tales como la internación de armas por
Carrizal Bajo o el atentado contra el general (r) Pinochet.
Sin
embargo, este apoyo implicó que figuras como Patricio Hales y
Ernesto Ottone se apartaran de la colectividad.
La
vida de Gladys Marín en la clandestinidad fue dura, ya que, para
evitar que la dirección que encabezaba cayera como había
sucedido anteriormente con otras dos, tuvo que eliminar de su cabeza
la posibilidad de encontrarse con familiares, amigos o conocidos. De
hecho, a sus hijos sólo podía verlos desde la distancia
y recién se reencontró con ellos en 1987 cuando los tres
viajaron a Bariloche.
Asimismo,
la dirigenta tenía que tomar contacto con militantes que habían
permanecido en Chile y convencerlos de que había vuelto al país
para trabajar con ellos.
De
a poco comenzó a participar en actividades públicas, como
la proclamación de Patricio Aylwin en la zona de Arauco. Su primera
aparición pública fue en enero de 1989 en la denominada
“Fiesta de los abrazos”, un acto celebratorio del 68°
aniversario del Partido Comunista que se realizó en el Estadio
Santa Laura y que logró reunir a más de 30.000 personas.
Ese
mismo año se reconstituyó legalmente el Partido Comunista
de Chile.
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