Unificación de España

A fines del siglo XV la Península Ibérica estaba dividida en tres grandes regiones políticas: Aragón, Castilla y Portugal. También estaba el pequeño reino de Navarra -que incluía provincias francesas y españolas- y el reino de Granada, un bastión musulmán en tierras meridionales.
Sin embargo, la decisión de Isabel de Castilla de casarse con Fernando de Aragón traería más que beneficios a España.

A escondidas, sin la autorización del Rey y con una bula papal falsificada –puesto que eran primos segundos- Isabel y Fernando se casaron el 19 de octubre de 1469.

Lo primero que debieron hacer los monarcas fue reforzar el trono de Castilla y León, puesto que seguían existiendo amenazas de partidarios de la sobrina de Isabel, Juana. El principal de ellos, su marido, el Rey de Portugal cuyas tropas fueron vencidas en 1476 por las de Fernando el Católico en la batalla de Toro asegurando el trono en manos de Isabel y la unión de Castilla y Aragón.

Al mismo tiempo los Reyes debieron contener a los franceses que ocupaban Rosellón y pretendían conquistar Cataluña y la región vascongada.

Isabel y Fernando se esforzaron por ganar adeptos en Castilla, convirtieron los tesoros de Segovia en monedas para pagar a sus partidarios; obtuvieron el respaldo del Gran Cardenal de España, Pedro González de Mendoza.

La unión de las dos Coronas no sólo sirvió para iniciar cierta integración política entre Castilla y Aragón sino que preparó el camino para la conquista del reino de Granada, la adquisición de Navarra y el descubrimiento de América.

La guerra civil terminó definitivamente en 1479. En enero de ese mismo año murió Juan II de Aragón que legó su corona a su hijo Fernando. En septiembre se firmaron las Capitulaciones en Alcacovas que dejaron a Isabel como Reina de Castilla.

Sin embargo, la muerte de Isabel en 1504 demostró lo frágil que era la unión entre los dos reinos, pues cada uno de los pueblos, con diferentes sistemas constitucionales, mantuvo su propia independencia. Las diferencias fundamentales se mantuvieron: leyes, diferentes estructuras políticas, sistemas monetarios y de pesos y medidas. Aragón era, en esencia, una monarquía limitada; Castilla poseía un gobierno más absoluto y centralizado.

Incluso, la identificación dinástica fue interrumpida temporalmente cuando en 1506 Felipe el Hermoso –marido de Juana la Loca, heredera de Isabel- obligó a Fernando a retirarse a sus reinos.

Fuentes: Martin, Miguel A. La unificación española
Silió Cortés, César. Isabel la Católica