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Los
artistas reclamaban una libertad que, decían, les
fue censurada por las mismas buenas costumbres que dictaban
la educación y la rutina. Según ellos, el
artista es un alineado de la sociedad y la única
forma de liberarse de estas ataduras es mediante el sueño,
el subconsciente, lo irracional y la locura. Es decir, el
arte ya no era un fiel reflejo del mundo externo sino creaba
uno que nacía y moría en el creador mismo.
Según
dictaban los manifiestos de Bretón había dos
formas de aproximarse a la tela: mediante el automatismo
y los sueños. Lo primero significaba que las ideas
e imágenes aparecían de manera espontánea,
fluida, sin sentido ni coherencia. Aunque los surrealistas
trabajaban en su mayoría con el óleo, nacen
técnicas como la de mezclar arena con las pinturas,
el Frottage (frotar) creada por Max Ernst en 1925 o el Grattage
(raspar) cuyos resultados eran la aparición de un
conjunto de imágenes yuxtapuestas y en apariencia
carentes de sentido.
Lo
onírico era una de las fuentes de inspiración
más recurrida en esta época. Al igual que
en los sueños, donde todo es posible, no hay lógica
ni orden. Tampoco tiempo ni espacio. Y los temas, objetos
y situaciones se conjugaban sobre la tela sin ningún
sentido de la realidad.
A partir de 1925, Bretón y el Surrealismo adopta
posturas políticas y sociales ligadas al comunismo.
Entre 1925 y 1930 aparece el periódico "El Surrealismo
al servicio de la Revolución" en cuyo primer
número participaron, entre otros, Luis Buñuel,
Dalí, Eluard, Max Ernst, Yves Tanguy y Tristan Tzara.
Además, los artistas Hans Arp y Joan Miró,
aunque no compartían esta postura política,
seguían ligados al movimiento y se sumaron René
Magritte, André Masson, Alberto Giacometti, Victor
Brauner, Wifredo Lam y el chileno Roberto Matta (que conoce
a Bretón en 1937 a través de Dalí).
Uno
de los exponentes más conocidos mundialmente de esta
corriente artística es Salvador Dalí. Sin
embargo, como el surrealismo no se trataba precisamente
de una escuela sino que más bien de una postura frente
a la realidad no encerró las expresiones plásticas
a una sola forma.
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