Surgen así estilos como el surrealismo figurativo de Max Ernst, del mismo Dalí, René Magritte o Paul Delvaux, donde los objetos son retratados de manera muy real pero dentro de una composición absurda y sin lógica alguna. También está el surrealismo más abstracto de Andre Masson, Joan Miró y Yves Tanguy. No hay objetos reconocibles sino líneas y formas que muchas veces nacen de una técnica autónoma que crean sin intervención alguna objetos y composiciones.

Durante los años que seguían a 1930 no dejaron de existir, dentro del movimiento, las discordias entre aquellos surrealistas que no veían relación alguna entre esta corriente de arte y el comunismo, y aquellos fieles a las posturas de Bretón. Tanto así que en 1933 Breton, Eluard y Crével son expulsados del movimiento y tres años más tarde también echan a Dalí por sus tendencias fascistas.

Con la Segunda Guerra Mundial los surrealistas emigran de Europa. Bretón, Ernst y Masson abandonan París para trasladarse a Estados Unidos. Crean los antecedentes para los futuros movimientos americanos de posguerra, como lo fueron el expresionismo abstracto y el Pop Art. Actualmente, el Surrealismo se ha declarado desaparecido; uno de sus últimos exponentes era el pintor Matta.

El surrealismo chileno

De los tres grandes centros del surrealismo en Hispanoamérica - México en el norte, Argentina y Chile en el sur- , es en este último donde el espíritu del movimiento ha sido más duradero e intenso. Según señalaba Stefan Baciú, "en Chile, como en ningún otro país del continente, el surrealismo consiguió desarrollarse e imponerse hasta el punto de dominar el ambiente a través de un reducido, pero sumamente dinámico grupo de poetas y artistas". En la poesía hispanoamericana del siglo XX la presencia de figuras asociadas con el surrealismo o tocadas por él, no pueden ignorarse los nombres de Gonzalo Rojas, Braulio Arenas y Humberto Díaz-Casanueva, un eco de las ideas de André Breton y su grupo. Con ellos nace la revista "Mandrágora" basada en los postulados del surrealismo.

Tampoco hay que olvidar la enorme contribución artística que Roberto Matta ha hecho al lenguaje plástico de este movimiento a lo largo de más de sesenta años. El pintor estuvo estrechamente ligado a Breton, especialmente en EE.UU. y su técnica pictórica ha estado fuertemente ligada al llamado "automatismo" empleado en el arte. Será en cierta medida uno de los voceros del surrealismo y por cierto de muchas de las ideas de Breton, tales como la de una revolución en el ámbito social, en el verbo, y propondrá una nueva imagen de la vida. como Tristán Tzara, Jean Cocteau, André Bretón, Joan Miró, Max Ernst y Paul Eluard, entre otros.

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