Programa Martes 13, 1986
Apenas dos años de vida activa en Buenos Aires e igual número de discos (Soda Stereo, 2004 y Nada personal, 2005), Cerati, Zeta y Charly recién eran unos veinteañeros de la new wave que comandaban bandas como Virus y el primer Charly García solista. Llegaron a Chile a través de casets pirateados en fiestas de colegio y así se introdujeron en medio de una lucha rockera de clases entre Los Prisioneros y Engrupo. Al final Soda Stereo obtuvo más portadas que estas dos bandas nacionales en la revista adolescente Súper Rock. Aunque fue en el escenario del programa de horario estelar Martes 13 que conducía César Antonio Santis cuando Cerati se transformó en ídolo. Apareció con una cabellera de cómic y una holgada camisa brillante. Su voz stereofónica impostada hizo estragos entre las chicas en el set. "Buenas noches, Chile". Soda tocó "Nada personal" y "Sobredosis de TV". Ahí comenzó el affair con el público chileno.
Festival de Viña, 1987
El punto clímax de la popularidad de Soda Stereo en Chile se produjo en la Quinta Vergara. El festival viñamarino versión '87, lo tuvo como número pop estelar y ahí el trío new wave porteño estrenó canciones como "Persiana americana", incluida en su reciente tercer disco, Signos (1986). Las fanáticas se agolparon día y noche en el Hotel O'Higgins. Entonces no había ni papparazzi ni la posibilidad de obtener una foto personal. Se vendían como rosquillas en la calle Valparaíso. Soda Stereo ya había encontrado a su público masivo en Chile. Venía de llenar cinco estadios Chile seguidos en noviembre de 1986 y luego de su paso por Viña hizo tres conciertos más en Santiago y una gira completa por el país. Cerati admitió que la banda no podía matar a la gallina de los huevos de oro: "espaciaremos nuestra visitas a Chile". Pero la sodamanía seguía en ruta. Hasta un concurso para encontrar el doble de Cerati montó, de inmediato, el programa de mediodía Éxito.
Estadio Nacional, 1997
Soda Stereo se despidió de cada uno de los 70 mil espectadores que estuvieron el sábado 13 de septiembre de 1997 en el Estadio Nacional. A esta altura, los aires de la new wave oscura ya estaban más que desplazados por un Soda Stereo convertido en trío de rock. Su madurez musical había llegado ya con los tres discos de los '90, Canción animal (1990), Dynamo (1992) y Sueño stereo (1995) y las canciones actuales como "De música ligera", "Un millón de años luz", "Ella usó mi cabeza como un revólver", "Disco eterno", "Ameba" o "Primavera cero" ya había capturado a las adolescentes y univesitarias de la nueva década. Ejecutaron 27 canciones en tres horas de show. Cerati se convirtió brevemente en un Julio Iglesias rockero para ensayar una idea predecible: "Se dan cuenta de que indefectiblemente somos parte de ustedes... ay Chile, queridísimo" y destapó una botella de champagne. Cerati no se despidió con su "gracias totales". Eso estaba reservado para el show de Buenos Aires. En Santiago sólo dijo "hasta la vista, aunque sea de otra forma".