The Police, 1982
Gracias por venir
En medio de una monumental fanfarria de la orquesta oficialista de Horacio Saavedra y sobre un escenario de interminables escalinatas blancas, se inició una de las actuaciones más memorables del rock que haya sido testigo el público chileno. El 19 de febrero de 1982 The Police estaba en Chile, en plena dictadura. ¿Cómo fue eso posible? Antonio Vodanovic con un peinado parecido a una permanente los presentó de cualquier manera: "son tres grandes intérpretes (…) sus éxitos 'Roxana', 'Zenyatta mondatta', 'De da du du'…". Copeland lo observaba atrás vistiendo unos pantalocitos de tenis. Sting, con una toalla de tenis al cuello en la entrevista previa en directo, saludó al público con un "¡hola lolas!". Ahí el grupo partió con una arrolladora "Message in a bottle". Al día siguiente ofrecieron una conferencia de prensa que los irritó: la producción había puesto una bandera británica cubriendo la mesa donde se instalaron los micrófonos. Sting pidió que la sacaran en el acto argumentando que "el rock no tiene banderas".
Sting, 1990
Justo a tiempo
Dos años antes había estado cerca de Chile, en Mendoza, en el primero de los conciertos de Amnistía Internacional que llamó la atención del público chileno. En la época quemante del Plebiscito del 5 de octubre de 1988, mucha gente viajó a Argentina para ver algo de rock político en vivo. En octubre de 1990 fue Sting el que viajó a Chile una vez repuesta formalmente la democracia y llegó al Estadio Nacional para cerrar el largo segundo show de Aministía ante 70 mil personas (también estuvieron Peter Gabriel, Sinead O'Connor, Wynton Marsalis, Jackson Browne y Luz Casal). Sting apareció con su look de 1987: pelo largo, camiseta sin mangas y guitarra electroacústica en lugar de bajo eléctrico. Cantó piezas como "They dance alone", le habló directamente a Pinochet para enrostrarle sus acciones represivas e invitó a las madres de los desaparecidos a bailar la "cueca sola".
Sting, 1994
Cuatro horas de retraso
En Chile nada ocurre a la hora y ni siquiera para un caballero inglés como Gordon Sumner pudo ser de otra manera. Fue el 28 de marzo de 1994 en San Carlos de Apoquindo y ese concierto será recordado por el inédito retraso que mantuvo al público en una incertidumbre de cuatro horas. El show junto a James Taylor se inició recién a la medianoche porque el instrumental del artista inglés venía en un avión con demora… ¡el mismo día del concierto! Cuando se anunció la noticia hubo una rechifla masiva, pero la resignación se apoderó luego de los diez mil espectadores: nadie quería perderse a Sting en solitario. Comenzó con "If I ever loose my faith in you" y terminó con la fiesta funky de "When the world is running down, you make the best of what's still around" a las 3 de la mañana.
Andy Summers, 1995
El chistociso
El guitarrista de The Police arribó para tocar en Santa Rosa de Las Condes en un dueto de guitarras de jazz fusión junto a el también inglés John Etheridge. Es la época final de los grandes shows de jazz eléctrico que dominaron los primeros megaconciertos. De entrada, Summer anunció: "puede que éste sea un concierto muy bueno o muy malo". Así de directo, puesto que ya venía programado para provocar dudas y risas: "Decir que hacemos música… ése sí que es un buen chiste". Summers y Etheridge presentaron su álbum
Invisible threads (1993) el 6 de abril de 1995 y su actuación fue recordada por el sentido del humor escénico que Summers ya tenía desde la época de The Police.