También por esos años
la infidelidad se hizo presente en la vida del escritor, primero
por parte de su esposa Adèle, quien a fines de la década
de 1820 sostuvo una relación extramarital con su amigo
y crítico literario Charles-Agustin Sainte-Beuve.
Sin
embargo, Hugo no se quedó atrás y unos cuantos
años más tarde (1833) conoció a Juliette
Drouet (Julienne-Joséphine Gauvain) una bellísima
mujer, inteligente, que tenía una hija y soñaba
con ser actriz. Ambos establecieron una estrecha relación
que mantuvieron hasta la muerte de ella en 1883.
No obstante, Juliette no fue su única
amante. También se relacionó con Leónie
d’Aunet, esposa de un pintor, y con una serie de otras
mujeres que iban desde simples cortesanas hasta damas de salón.
En septiembre de 1843, cuando regresaba de
un viaje que había realizado con su amante a los Pirineos,
Victor Hugo se enteró a través de un periódico
de la muerte de Léopoldine, su hija preferida, quien
se había casado en febrero y tenía tres meses
de embarazo. La adolescente (tenía 15 años)
había fallecido ahogada en el río Sena junto
a su esposo Charles Vacquerie.
Dos años después continuaron
las desgracias: a la muerte de su suegro se sumó la
de Claire Pradier, hija de Juliette y protegida del escritor.
El mismo año, Victor Hugo fue nombrado Par de Francia
por el rey Luis Felipe de Orleans.
Con la revolución de 1848 y la instauración
de la República, el escritor fue elegido diputado de
la Asamblea Nacional y el nuevo Presidente Luis Napoleón
Bonaparte (Napoleón III) le ofreció un cargo
ministerial que el escritor rechazó. Desde su cargo
parlamentario, Hugo abogó por la educación laica,
gratuita y obligatoria; la mejora de la situación social
y laboral de la mujer; la abolición de la pena de muerte
y la paz universal, entre otros temas.
En
diciembre 1851, Victor Hugo se percató de las verdaderas
ambiciones del Presidente e intentó organizar una resistencia
popular al golpe de Estado que convertiría a Luis Napoleón
en emperador. Sin embargo, el escritor fracasó en su
objetivo y, bajo la amenaza de ser arrestado, dejó
París rumbo a Bruselas (Bélgica), para luego
exiliarse en las islas anglonormandas de Jersey (desde donde
fue expulsado en 1855) y Guernesey. En este último
lugar se instaló en Hauteville House, una mansión
concebida y decorada para su comodidad.
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