Era un partido con un morbo especial. River y Boca se volvían a enfrentar por Libertadores. El recuerdo de la final en la edición pasada se hacía fresco.
Ahora, por semis, los dos equipos más grandes de Argentina chocaban y el duelo de ida era en el Monumental. Allí, River -que contó con Paulo Díaz en el banco- se hizo gigante, jugó un gran partido y superó 2-0 a Boca.
Los millonarios
fueron más desde un principio y de entrada impusieron su ritmo. De hecho, a los 6' ya lo ganaban.
Rafael Santos Borré cayó dentro del área y la jugada siguió. Sin embargo, el árbitro Raphael Claus detuvo todo, fue al VAR y cobró penal. El propio Borré se puso delante del balón y se encargó de poner el 1-0.
De ahí en más, el duelo se hizo trabado. La pierna fuerte abundaba en mitad de terreno y la fricción paraba constantemente el partido. Ya en el epílogo de la primera parte, Borré tuvo el segundo y tras cartón, Nicolás Capaldo erró increíblemente el empate dentro del área. Así se fueron al descanso.
En el complemento, el técnico xeneize Gustavo Alfaro modificó los nombres. Metió al ídolo Carlos Tévez por un deslucido Franco Soldano y buscó sorprender. Pero nada de eso pasó.
River siguió siendo mejor y su premio llegó. A los 69', Matías Suárez sacó un centro rasante desde la derecha y en el corazón del área apareció Ignacio Fernández para ampliar las cifras. 2-0 y locura millonaria en las tribunas.
Después, Boca intentó con pelotazos, pero fueron los locales los que pudieron aumentar. Ignacio Scocco erró el tercero y el duelo acabó con la expulsión de Capaldo por un terrible planchazo sobre Enzo Pérez.
Con este resultado, River visitará con algo de tranquilidad La Bombonera el próximo 22 de octubre. Un gol hará todo muy díficil a los xeneizes. El primer capítulo de esta historia ya se escribió y tiene colores rojo y blanco.
