La polémica estalló y dejó en jaque a la liguilla que da el segundo ascenso desde la B a la Primera División. Las bases del reglamento establecían que los equipos no podrían utilizar a jugadores que en 2019 defendieron a alguno de los otros equipos del minitorneo.
Ante ese escenario, se radicalizaron posturas. Cobreloa y Puerto Montt amenazaron incluso con no jugar. Otros, como San Felipe, decían que las reglas estaban claras. Se convocó a una reunión con todos los involucrados y finalmente hubo humo blanco.
"El artículo siete fue modificado. Fue presentado por una buena cantidad de clubes. No habría representado el verdadero espíritu que se pensó a la hora de redactar esa norma, que a su vez va conectada con las bases de la Primera B y la Primera A, con una serie de limitaciones producto de la circunstancia particular que tiene esta fase final", expresó el gerente de competiciones de la ANFP, Rodrigo Robles.
"En un ejercicio democrático y soberano de los nueve clubes que participan en este torneo, se determinó ajustar la normativa para que los jugadores que compitieron en 2019 no estén inhabilitados de poder participar en equipos distintos en este campeonato", añadió.
Robles afirmó que la determinación fue tomada pensando en el mejor desarrollo de esta liguilla. La idea es que todos los cuadros tengan sus mejores herramientas disponibles.
"Todos los que estamos alrededor del fútbol pretendemos una sana competencia. Clubes con todos sus recursos para idealmente alcanzar ese segundo ascenso y también entendiendo la voluntad de la mayoría de ellos", comentó.
Cabe recordar que en esta competencia están Cobreloa, Ñublense, Puerto Montt, Deportes Temuco, Melipilla, San Felipe, Barnechea y Copiapó. El que se imponga entre esos ocho elencos se medirá con La Serena, que terminó en el segundo lugar de la B.
El torneo iniciará el 11 de enero. Todos los partidos se jugarán en el Estadio Nacional y, como en los viejos tiempos, en jornadas dobles.
