El fútbol está paralizado en el Viejo Continente. Las principales ligas como la española, la italiana y la inglesa están detenidas y aún no se sabe si se retomarán o se decretan ya mismo por finalizadas.
Pero había un torneo en Europa que se seguía jugando pese a la gravedad que implica la propagación del coronavirus en todo el mundo. Se trata del fútbol turco, cuya Primera y Segunda División seguía programada hasta hoy.
La renuncia de una de sus ilustres figuras y la presión de importantes jugadores sirvió para que la federación de aquel país decidiera este jueves poner fin a la actividad.
Las autoridades reaccionaron tarde, ya hubo un futbolista que no aguantó más la situación y se dio a la "fuga" hace un par de días: El nigeriano John Obi Mikel renunció al Trabzsonspor para retornar a su país asegurando que "hay cosas más importantes que el fútbol".
De hecho, el africano encontró apoyo en el delantero colombiano del Galatasaray, Radamel Falcao, quien también exigió la detención de la actividad en canchas otomanas. El cafetalero Hugo Rodallega, perteneciente a las filas del Denizlispor también había abogado por "mayor solidaridad" en esta crisis mundial.
Cabe destacar que la polémica medida afectaba a cuatro chilenos: Mauricio Isla (Fenerbahce), Enzo Roco (Besiktas), Junior Fernandes (Alanyaspor) y Cristóbal Jorquera (Fatih Karagumruk).
El certamen otomano se iba a jugar sin público hasta mediados de abril y era el único torneo que estaba activo en el Viejo Continente.
Hasta el martes, en Turquía existían cerca de 100 casos de personas infectadas con Covid-19. Un número menor en relación a Italia y España, pero que podría seguir creciendo.
