Lo que por estos días está ocurriendo en Nicaragua con su liga de fútbol es sencillamente impensado en medio de la propagación del Covid-19, que ha obligado a casi todos los torneos del mundo a detener su actividad.
A nivel americano, es el único torneo profesional que se mantiene en pie, pese a la amenaza del Covid-19. El último fin de semana se disputó la jornada de Primera División, que dejó llamativas imágenes como la del equipo titular del club Diriangén, que posó para la tradicional foto con mascarillas, en forma de protesta.
Hasta el momento en el país centroamericano se han reportado solo dos casos de infectados con el virus. Esa cifra ha llevado a los dirigentes del fútbol a querer seguir con la actividad, algo a lo que los futbolistas ya se han negado abiertamente. Hoy los dirigentes están derechamente obligando a los protagonistas a salir a la cancha.
"Es increíble que se siga jugando. La decisión la tomó la Liga con el consentimiento de los dirigentes de los clubes. De los 10 equipos que participan en el torneo, sólo los directivos de Diriangén se opusieron. Los otros nueve acataron", aseguró el volante argentino Leandro Figueroa, perteneciente al Walter Ferreti, en diálogo con La Nación.
¿Por qué acató la gran mayoría? Por presuntas amenazas de extorsión. Los futbolistas estarían siendo obligados por temor a que le rescindan sus contratos de trabajo. Pese a esta grave situación, hay deportistas que están sacando la voz en redes sociales, como el uruguayo Bernardo Laureiro del Diriangén.
"Los clubes pasan muchachos, la salud nuestra no, la de nuestros hijos no. No quiero jugar y no entiendo a mis colegas que no dicen nada. Somos nosotros los protagonistas nadie más. Si un plantel tiene 30 jugadores y los 30 le dicen que no quieren jugar, no se juega y listo", indicó el charrúa en Twitter.
Hasta el momento la única medida precautoria que se determinó es jugar a puertas cerradas. Por el momento, el balompié sigue en pie casi como si fuese una película de ciencia ficción...
