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La historia de superación, éxito y tragedia de Arthur Ashe, el primer afroamericano en ganar Wimbledon

Murió en 1993 y dejó un tremendo legado.

01 de Septiembre de 2020 | 19:32 | Redactado por Felipe Muñoz, Emol
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El Mercurio
El court central del Abierto de Estados Unidos se llama Arthur Ashe. Quizá, muchos nuevos seguidores del tenis no sepan de dónde proviene este nombre. Los más fanáticos, en tanto, deberían conocerlo, porque es una leyenda.

Ashe fue el primer afroamericano en ganar Wimbledon (1975) y además también ganó el US Open (1968) y Australia (1970). Solo le faltó Roland Garros. También, fue el primero en ser seleccionado para el equipo de la Copa Davis y en 1976 alcanzó el número 2 del ranking.

¿Por qué es una hazaña la de este tenista? El contexto es importante. Siendo afroamericano, todo le costó más. Más en esos tiempos, donde el racismo era proliferante y las oportunidades escaseaban.

Pero esto fue solo una barrera que enaltecía más aún lo logrado por Ashe. Cuando pequeño, no lo dejaban ingresar a clubes tenis, pero esto solo lo motivaba aún más.

Con la raqueta en las manos no había color que valiera. Y él lo sabía bien. En su adolescencia, y ante todos los pronósticos, despuntó y llegó a las manos de Robert Walter Johnson, entrenador de Althea Gibson, referente del tenis negro.

Ese episodio fue clave: Johnson lo incorporó al programa de desarrollo hunior de la Asociación Americana de Tenis y pulió su juego, actitud y elegancia.

New York era segregado. Ashe, de hecho, no podía competir contra los blancos y esto hizo que buscará otros rumbos. Se fue a San Luis en 1961, ciudad con menos restricciones, y ganó el primer torneo que disputó. Era el primer negro en ganar un título juvenil.

Desde allí comenzó una carrera sin precedentes en la época para un tenista negro. Se insertó en el circuito y sin preámbulos, logró el título en el US Open en 1968, siendo el primero en ganarlo en la era abierta. Dos años después ganó Australia, convirtiéndose en una realidad y en un símbolo.

En 1969, el apartheid sudafricano le supuso un duro golpe. Cuando quiso participar del Abierto de ese país, le negaron la visa. Lo intentó por tres años, sin suerte. Como castigo, Sudáfrica fue expulsado de la Copa Davis y le permitieron jugar, aunque no logró sentirse cómodo.

Pero lo mejor llegó en 1975, cuando venció al número 1 Jimmy Connors en la final y se quedó con Wimbledon. Solo un par de años después y aquejado de una lesión en el talón, se retiró.

Se retiró del tenis, pero dejó una lucha intacta y un legado que aún lo conserva como el único negro en ganar tres de cuatro torneos grandes.

Tras haber dejado la actividad, se dedicó a comentar partidos y a un activismo singular: "El verdadero heroísmo es marcadamente sobrio, muy poco dramático. No es adelantar a todos a cualquier precio, sino la necesidad de servir a todos a cualquier precio", escribió alguna vez.

"El verdadero heroísmo es marcadamente sobrio, muy poco dramático. No es adelantar a todos a cualquier precio, sino la necesidad de servir a todos a cualquier precio"

Arthur Ashe

En 1979 sufrió un ataque al corazón. Meses después recayó y tuvo que ser operado. Casi 10 años después, volvió a hospitalizarse y una noticia remeció al mundo: Ashe dio positivo por VIH debido a un error entre las varias transfusiones de sangre que se hizo.

Un hombre negro con una de las enfermedades más cuestionada y estigmatizadas del momento. Lo ocultó, pero en 1992 lo dio a conocer y utilizó su figura para visibilizar esta condición. El sida ya no era tan tabú.

Un año después, un 6 de febrero de 1993, falleció con 49 años. Su legado, eso sí, no muere hasta el día de hoy y cada vez que se juega el US Open, el court central lo recuerda. Su nombre está grabado en ese estadio. Su recuerdo difícilmente se borre.
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