SANTIAGO.- En una de las pocas entrevistas que ha otorgado, el empresario Nicolás Luksic Puga, hijo del fallecido líder del Grupo Quiñenco, Guillermo Luksic, abordó las dificultades que vivió tras la muerte de su padre y destacó el valor del bajo perfil que cultiva, lo cual le da una privacidad de la cual carece su tío Andrónico.
En conversación con El Mercurio, el presidente de la Viña Tabalí, de 38 años, rehusó realizar comentarios sobre la coyuntura del país, porque "me carga meterme en temas políticos" y habló sobre su rol en el directorio de Quiñenco, holding controlador de empresas como CCU y Antofagasta Minerals, en el cual asegura “jamás he intentado tomar el rol de mi padre”-
Asimismo, aseguró que tampoco ha intentado “reemplazarlo o generar un problema a mis tíos. Somos un grupo familiar, los roles están muy claros y cada uno sabe qué le corresponde. Me gusta pensar que a través del emprendimiento puedo aportar mi experiencia personal, mi juventud, mi visión distinta”.
Consultado sobre qué rol quiere jugar en el mundo empresarial, Luksic respondió que “estoy involucrado en muchas cosas, pero nunca he sido muy público. No me gusta figurar. Me encanta mi privacidad y es algo que cada día valoro más, especialmente cuando atacan a mi familia”.
“La sociedad ha dejado de ser socia en un montón de temas. Me encanta el mundo de los negocios y el empresariado. Tengo muy buenos amigos en ese ámbito, pero no me gustaría tener protagonismo como mi tío Andrónico, de ser una cara tan reconocible. No busco eso", enfatizó.
En cuanto a la posibilidad de liderar alguna una asociación empresarial en el futuro, indicó que “hoy no está en mi cabeza ese tipo de cosas. Sí está el seguir emprendiendo, aportar valor, en tratar de dejar alguna huella desde un prisma joven, innovador, conciliador. Pero siempre, de muy bajo perfil".
Las dificultades tras la muerte de su padre
Al hablar de la partida de su progenitor, el empresario asegura que “no ha sido fácil. Tal vez cuatro años atrás yo pensaba que mi carta de navegación iba en una dirección, y cuando muere mi padre, vino un cambio feroz de prioridades. Nuevos equipos y meterse de cabeza en cada una de las estructuras que existían".
En esa línea, subrayó que los años tras la partida de su padre, fallecido en marzo de 2013, han sido “muy duros, complicados. Tuve que madurar muy rápido en muchos aspectos. Me ha tocado meterme en temas que antes no era necesario que lo hiciera. Involucrarme en el negocio familiar, más directorios con más responsabilidades”.
Sobre la posibilidad de seguir un propio camino y no involucrarse tanto en los negocios de la familia, Luksic señaló que “podría estar dedicado a cualquier cosa. Pero me parece injusto, por el tipo de formación que he tenido, tanto de mi madre como de mi padre. Dos familias muy trabajadoras, de mucho compromiso con su gente, con las comunidades”.
“No me hubiera parecido justo agarrar mis cosas e irme. Tuve dos muy buenos maestros: mi abuelo y mi padre. Pude trabajar con él no solo en Tabalí, sino en muchas otras cosas. Sin duda, mi padre era mi roca. Cuando tu roca ya no está, quedas un poco en el aire. Sobre todo siendo el único hombre y el mayor", concluyó.