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OCDE: Una familia chilena pobre tarda seis generaciones en subir en la escala social

Un informe del organismo internacional estableció que el país posee una "muy baja movilidad y una gran inequidad" y, además, aseguró que "ya no hay movilidad social” en las naciones de la OCDE.

15 de Junio de 2018 | 12:34 | Por Patricia Marchetti Michels, Emol
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El Mercurio
SANTIAGO.- El "ascensor social" está estancado en Chile. Así lo reveló este viernes un exhaustivo estudio de la OCDE, en el cual se afirma que se necesitan seis generaciones para que un niño descendiente de una familia pobre tenga un ingreso medio en el país.

En otras palabras, se necesitan casi 180 años para que una familia del piso inferior de la escala de ingresos (el 10% más bajo) suba hasta un nivel medio. De hecho, el informe resume al país en una frase: "Muy baja movilidad y muy grande inequidad".

Pero la inmovilidad social no es sólo el escenario de Chile, sino que también el del conjunto de 24 países de la organización que fueron considerados para el estudio.

"Ya no hay movilidad social en los países de la OCDE: los ingresos, la profesión y el nivel educativo se transmiten de una generación a otra", resumió Gabriela Ramos, asesora especial del organismo, al presentar el informe a la prensa.

En esa línea, Ramos consignó que, en promedio, en los países OCDE, "tomará al menos cinco generaciones para que un niño de una familia de la parte inferior de la escala de ingresos suba a la mitad de ésta".

Mientras que en Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suecia -países de baja desigualdad y alta movilidad- los nacidos en familias de bajos ingresos tardarían entre tres y cuatro generaciones en acercarse al ingreso medio de la sociedad; en países emergentes –alta desigualdad y baja movilidad- se podrían necesitar hasta once generaciones.

Tal es el caso de Colombia, el país que la OCDE reconoció como el más extremo y donde 300 años separan a las familias de más bajos ingresos con la posibilidad real de alcanzar la media de la escala social.

Sin embargo, Brasil y Sudáfrica también destacan como "preocupantes", ya que el cambio sólo podría darse tras el paso de nueve generaciones de una misma familia. Después, viene Chile, a la par con Francia y Alemania, donde el "ascensor social" tarde seis generaciones: 180 años aproximadamente.

180 años necesita una persona de bajos ingresos para llegar a la media de la escala social en Chile

Y, desde el organismo, apuntan también al otro extremo: "En el 'ascensor social' hay menos movilidad en lo más alto y en lo más bajo".

En promedio, "en 16 de los 24 países de la OCDE -considerados para el estudio-, apenas 17% de los niños de origen modesto logran subir hasta lo más alto en términos de ingresos cuando llegan a la edad adulta, mientras que 42% de los niños de familias ricas se mantienen".

El estudio y su análisis

Para poder entender las conclusiones del estudio, es necesario comprender que el informe documenta la persistencia intergeneracional de los resultados socioeconómicos de las generaciones de una familia, lo que explica cuánto se relacionó el status económico de una descendencia con el de sus padres.

Si esta medida es cero, significa que los resultados de la situación de un hijo no se relacionan en absoluto con el estado de sus padres y que existe una mayor movilidad relativa. Por otro lado, si es 100%, significará que todos los resultados están completamente determinados por la situación de los padres y que la movilidad es más baja.


En términos de aerodinámica a través de las generaciones, la persistencia intergeneracional asciende a alrededor del 40% en promedio en los países OCDE. Desde menos del 20% en los países nórdicos hasta el 70% o más en algunas de las economías emergentes.

Estas cifras implican que si un padre más rico tuviera el doble de la ganancia de otro padre, el hijo del padre rico tendría entonces un 40% más de ventaja que el hijo del padre más pobre en un país OCDE promedio, mientras que las ganancias serían del 20% más en Finlandia, por ejemplo, y 70% más en Brasil.

Dicho de otro modo, "del 20 al 70% de las diferencias de ingresos entre padres se transfieren a la siguiente generación. Con el tiempo, las ganancias relativas de las familias de altos ingresos caerán, y las de las familias de bajos ingresos aumentarán, hacia el promedio -un fenómeno llamado regresión a la media-, pero este proceso puede llevar mucho más tiempo de lo que estas cifras podrían sugerir a primera vista", explica el informe.

A modo de afirmación, el estudio enfatiza que en países como Chile, las encuestas que se le hicieron a los ciudadanos, mostraron que más de la mitad considera que es esencial que los padres hayan tenido una buena situación socioeconómica y educacional para que sus hijos puedan aspirar a un "upgrade" en la escala. De no ser así, la movilidad social y de ingresos se ve "prácticamente imposible".

El "peligro" social de la baja movilidad

La OCDE partió de la hipótesis de que existe una creciente percepción de que la movilidad social entre generaciones ha decaído y que finalmente es la riqueza de los padres el factor más importante para poder aumentar de nivel.

Además apuntó: "Hay un pesimismo creciente de que no es posible mejorar la propia situación financiera antes del fin de la propia vida".

"El voto popular está, en parte, determinado por su evaluación de sus perspectivas de movilidad social en relación con el resto de la sociedad"

Informe OCDE

Esto, según el organismo, afecta directamente a la forma en que los ciudadanos se relacionan con el país en el que viven. De hecho, la OCDE es clara: "Un ascensor social roto puede tener serias consecuencias políticas y sociales".

Por un lado, "percibir igualdad de oportunidades puede reducir las probabilidades de conflictos sociales y las mayores tasas de movimiento de clases están pensadas para debilitar los descontentos económicos y la lucha de clases".

"En contraste, sociedades estancadas no ofrecen mucha esperanza de cambio y tienden a crear sentimientos de exclusión entre los grupos desaventajados. Esto fomenta la fortaleza de las identidades de grupos y la división contra los que están en los mejores pisos".


Así, "por menores posibilidades de ascender en la escala, la gente cree y siente que tiene 'menos voz', sobre todo si está en niveles más bajos y, en consecuencia, reduce la participación democrática".


También advirtió: "La baja movilidad hacia arriba puede fortalecer los extremismos políticos o el populismo. De hecho, las perspectivas de baja movilidad reducen el respaldo de las personas al sistema político y dejan de considerarlo justo y meritocrático".
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