SANTIAGO.- "
Alejando a Chile de la trampa de los ingresos medios". Así
The Economist titula una extensa nota respecto del futuro económico chileno y analiza parte de la gestión del Presidente Sebastián Piñera, en su segunda etapa de gobierno.
En la nota, el prestigioso semanario británico asegura que la economía chilena "ha vuelto a rugir nuevamente" bajo la nueva administración, pero plantea que "aún no se trata de un regreso a los días de gloria".
The Economist repasa una serie de indicadores que aún se mantienen al debe: el bajo crecimiento potencial (en torno al 3%); las rebajas crediticias que realizaron las agencias de clasificación; el envejecimiento de la población que reducirá la fuerza de trabajo, la productividad se mantiene "baja y estancada", según la OCDE.
"Por lo tanto, el sueño de Chile de convertirse en una economía completamente desarrollada parece difícil de alcanzar. Su mayor desafío es evitar caer en la trampa del ingreso medio", sostiene el semanario.
El Gobierno eligió como su primera gran batalla un asalto al sistema impositivo aniquilador de la confianza presentado por Bachelet"
The Economist
"Los votantes eligieron a Piñera, un empresario multimillonario, para alejar a Chile de esa trampa. Sus críticos dicen que ha tardado en agarrar el volante", prosigue.
Por último, The Economist concluye: "La ventana para promulgar políticas audaces no permanecerá abierta por mucho tiempo. Las crecientes tasas de interés mundiales y la guerra comercial entre Estados Unidos y China aún no han perjudicado a la economía, gracias a las finanzas relativamente sólidas de Chile y a un tipo de cambio flotante, lo que ha permitido que el peso se deprecie".
Sin embargo, añade que "el ambiente económico se está volviendo hostil justo cuando la luna de miel de Piñera está llegando a su fin. Si quiere alejarse de la trampa del ingreso medio, tendrá que actuar rápido".
El artículo recogió análisis de los economistas Rodrigo Aravena, Claudio Agostini, Eduardo Engel, Jorge Desormeaux y del ministro de Economía, José Ramón Valente.