De acuerdo a datos de la Secretaría de Finanzas, a finales de marzo la deuda bruta de Argentina ascendía a 323.399 millones de dólares, el 44% emitida bajo legislación extranjera.
La deuda en títulos públicos de mediano y largo plazo suma unos 199.726 millones de dólares, un 79% en moneda extranjera.
Según el Gobierno argentino, las necesidades de financiación son demasiado elevadas, equivalentes al 22% del PIB este año, y el nivel de deuda es insostenible, con una relación de la deuda total sobre el PIB del 88,8% y del 69% si se considera sólo la deuda en moneda extranjera.
El Gobierno sostiene además que la deuda no puede ser refinanciada mediante nuevas colocaciones por las elevadas tasas (35% para emisiones en dólares) que debería convalidar Argentina en los mercados.
Por lo demás, la fuerte caída en las reservas monetarias, que suman actualmente unos 43.800 millones de dólares, han deteriorado la capacidad de pago de Argentina, un país que, por otra parte, arrastra dos años en recesión y podría hundirse este año 5,7 % golpeado por la crisis del coronavirus.
El pasado 17 de abril Argentina formalizó una oferta para reestructurar bonos emitidos bajo legislación extranjera en manos de acreedores privados por un total de 66.239 millones de dólares.
Se trata de 21 títulos nominados en dólares estadounidenses, euros y francos suizos.
La propuesta de canje incluye un período de gracia de tres años, con lo cual Argentina empezaría a pagar recién en 2023, con un tasa inicial del 0,5%, que se incrementará paulatinamente hasta un interés promedio del 2,33 % y una tasa máxima de 4,875%.
La oferta implica reducir el capital en 3.600 millones de dólares, lo que equivale a una resta del 5,4% sobre el stock adeudado, y los intereses en 37.900 millones de dólares, lo que equivale a una resta de intereses del 62%.
Argentina ofrece a los acreedores diez nuevos tipos de bonos, en dólares y euros, con vencimiento en 2030, 2036, 2039, 2043 y 2047.
Con las cartas de la oferta argentina sobre la mesa, los ojos están ahora puestos en lo que hará Argentina esta jornada, cuando debe pagar unos 500 millones de dólares de intereses de tres bonos emitidos bajo ley extranjera e incluidos en la propuesta de reestructuración: los bonos Global 21, 26 y 46.
Ahí se verá si Argentina cumple o no, o echa mano al período de gracia de treinta días para saldar la deuda antes de ser considerada en "default".
Sea que muestre voluntad de pago o que incumpla, cualquiera de las dos decisiones tendrá impacto directo en el proceso de negociación en curso con los acreedores privados.
Argentina también aspira a renegociar su deuda por 43.556 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI), mediante un nuevo acuerdo, que sustituya al firmado en 2018, y al menos un período de gracia de tres años para empezar a cancelar los pasivos.
El Gobierno de Alberto Fernández ha destacado el cambio positivo que se operó en la relación entre Argentina y el FMI desde la llegada de Kristalina Georgieva como directora gerente del organismo, que ha reconocido que la deuda del país sudamericano no es sostenible.
Argentina también adeuda 1.931 millones de dólares al Club de París (organismo integrado por 22 países), una deuda que debe saldar en mayo, salvo que logre un acuerdo para postergar el vencimiento.
El pasado 6 de abril, Argentina decidió en forma unilateral postergar hasta finales de este año vencimientos por casi 10.000 millones de dólares correspondientes a títulos públicos emitidos en moneda estadounidense pero bajo legislación argentina.
El Gobierno afirma que otorgará a los tenedores de estos bonos "reperfilados" el mismo tratamiento que dará a los acreedores con títulos de legislación extranjera, es decir, les aplicará condiciones similares a las que se acuerden en el proceso de reestructuración en marcha.
Por el momento, Argentina mantiene su estrategia de mantener al día los pagos correspondientes a los títulos en pesos emitidos bajo legislación local.
Este stock de deuda asciende a un equivalente de 42.021 millones de dólares en bonos públicos de mediano y largo plazo, 1.420 millones de dólares de letras del Tesoro en moneda nacional de mediano y largo plazo, y 6.589 millones de dólares de letras en pesos de corto plazo.
Para afrontar los sucesivos vencimientos de intereses y de capital de todos estos instrumentos, hasta ahora el Gobierno ha acudido frecuentemente al mercado doméstico, sea para proponer sucesivos canjes de títulos por otros de mayor plazo, sea para colocar nueva deuda y destinar los fondos obtenidos al pago de los compromisos.