El 21 de marzo la siderúrgica Huachipato informó que suspendería indefinidamente sus operaciones. Esto, por considerar "insuficientes" las sobretasas al acero chino que recomendó la Comisión Antidistorsión y que el Gobierno oficializó esta semana, estableciendo aranceles de 22,5%, 14,2% y 9,2% a empresas importadoras de bolas de acero forjadas para molienda y de 10,4%, 10,3% y 19,8% para las compañías importadoras barras.
Es que la acerera -que, según la mencionada comisión, es víctima de "dumping" en la industria en la que compite- pasa por una severa crisis, que le generó pérdidas por US$385,5 millones al cierre de 2023 y que tiene a sus trabajadores y dirigentes exigiendo al Ejecutivo elevar las sobretasas hasta el 25% para importaciones de barras y de 33% para bolas, y buscar, además, otro tipo de soluciones.
La suba de los aranceles que ejecutó el Gobierno es provisional y tendrá un plazo de vigencia no mayor a los cuatro meses.
Sin embargo, son varios quienes plantean que podrían existir "costos país" debido a la medida. Y, sobre todo, si se establecen las exigencias que pide la compañía de Talcahuano para asegurar su sobrevivencia.
"Tiene un costo importante para el país"
Ronald Fischer, académico de Ingeniería Industrial de la U. de Chile, explica que "elevar en un 15% el precio del acero para la construcción y otros usos (como bolas de acero), tiene un costo importante para el país. El costo para esos sectores sería aún mayor si Huachipato consigue su meta de elevar los aranceles en un 25%".
En esa línea, sostiene que, entre las industrias que podrían verse perjudicadas se encuentra "claramente el sector construcción, ya que uno de sus costos importantes es el costo del acero, que se elevaría en un 25%. Es un sector que ha tenido su peor desempeño desde 1990 (de acuerdo a ciertas cifras), y le agregamos un costo adicional. Esto necesariamente eleva el costo de las viviendas, lo cual ya es un problema".
"En la minería -añade- también aumentarían los costos, aunque las bolas de acero seguramente significan un costo menor en el proceso productivo".
Juan Nagel, académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de los Andes, coincide, aunque con algunos matice. "Las empresas consumidoras del acero, como las constructoras y las mineras, podrían verse perjudicadas. Sin embargo, habría que ver hasta qué punto la salvaguarda se traslada a los precios que pagan estos consumidores", explica.
En su análisis, además, subraya que "si asumimos que las importaciones de acero chino alcanzan los US$600 millones al año, esa sobretasa de 25% implicaría un aumento en los costos de US$125 millones. Esto asume que el aumento en el precio se traslada a los consumidores, y también asume que el sobreprecio se mantiene durante todo el año".
Carlos Smith, docente e investigador del Centro de Investigación de Empresa y Sociedad UDD, en tanto, recalca que "si no está justificado el 25% y se coloca, lo que va a pasar es que finalmente los costos van a subir en muchas industrias. Los costos, por ejemplo, en la construcción, van a ser más caros. Eventualmente van a aumentar los costos de la vivienda".
¿Represalias chinas?
Smith explica también que si la medida se toma sin antecedentes técnicos (elevar a un 25% los aranceles), podría ocurrir que China se sienta perjudicada "y podrían demandar al Estado chileno. Incluso podría generarse en algún minuto alguna guerra comercial, como pasó en EE.UU con Trump, como una especie de represalia. Pueden haber costos importantes".
Patricia Esparza, académica de la Escuela de Ingeniería Comercial de la UDLA, también pone un énfasis en aquello. "Podríamos tener, de alguna manera, alguna acción desde China para los productos que estamos exportando, los cuales son cobre, aluminio, níquel y otros, y ya sabemos que en el tema del cobre somos sensibles, porque es la primera exportación que nosotros hacemos".
Subraya, en esa línea, que "tenemos también todo el sector agrícola, cuyas ventas registradas el año pasado eran cerca de US$2 mil millones. También la industria del vino, la cereza y todo lo que significa los productos que llegan hacia el mercado chino, esencialmente todo lo que es carnes, pescados y frutas".
Hace, además, un énfasis en lo relacionado al TLC que Chile tiene con el país asiático. "La conveniencia de aplicar un salvaguarda al acero chino puede traer algunos inconvenientes, dado que la aplicación incumple el capítulo 3, denominado Trato Nacional de Acceso de Mercancías al Mercado".
Las alertas de los gremios
Desde algunas industrias ya han comenzado a levantar alertas por los aranceles al acero chino. Primero fueron los exportadores de frutas, quienes, a través de su presidente, Iván Marambio, adviertieron a comienzos de esta semana que "vemos con preocupación el avance de iniciativas que apuntan al establecimiento de medidas proteccionistas, pues envían señales confusas a nuestros socios comerciales".
Según expuso, "respecto de nuestro compromiso con la liberación del trigo, al aplicar en forma unilateral sobretasas arancelarias para el acero proveniente de China nuestro principal socio comercial, o plantear restricciones al trigo importado especialmente de otros socios estratégicos para Chile como Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) no apuntan a entregar una solución real a los problemas que afectan a estos sectores económicos"
A ellos, luego, se sumo la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), que, por medio también de su presidente, Antonio Walker, manifestó: "Nos preocupa que la decisión de la Comisión Antidistorsiones de recomendar una sobretasa a la importación de bolas y barras de acero desde China, aparentemente, se haya tomado en base a criterios políticos y no técnicos, según se desprende de la votación de la instancia, conocida hoy".
Lo anterior, subrayó, "es delicado porque podría lesionar nuestra relación con China".
Por último, dijo que ""una medida que no se sustenta en elementos técnicos podría impactar en la imagen de Chile, entregando una mala señal a nuestros socios comerciales. Además de ir en sentido contrario a nuestros esfuerzos por abrirnos al mundo, podría afectar la competitividad de nuestro país en mercados estratégicos donde hemos construido importantes políticas de cooperación".