Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) señala que el envejecimiento poblacional es uno de los principales fenómenos demográficos en la región. Según el estudio, para el 2050, las personas mayores representarán el 25,1% de la población total, alcanzando los 193 millones. Estas proyecciones coinciden con las del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que estima que para esa fecha casi un cuarto de la población de Chile tendrá más de 60 años.
El aumento de la esperanza de vida está generando cambios sociales importantes, como una mayor mezcla intergeneracional en diversos ámbitos: en el trabajo, en las relaciones de amistad y en las actividades de ocio, entre otros. Según los expertos, esto requerirá de una adaptación a una nueva realidad, especialmente en el entorno laboral, donde antes la jerarquía solía basarse en la antigüedad y la edad.
De acuerdo con Teamwork -compañía de gestión de personas- en una misma oficina pueden convivir cinco generaciones distintas, desde los Baby Boomers (1946-1964) hasta la Generación Z (1997-2012), cada una con sus valores, formas de trabajar y expectativas. Esta pluralidad etaria es tanto una oportunidad como un reto, pues la convivencia entre generaciones puede generar tensiones, pero también sinergias que enriquecen a las organizaciones.
Uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan las empresas es integrar adecuadamente a trabajadores de distintas edades, ya que cada grupo tiene sus propias prioridades y formas de entender el trabajo. Paula Penjean, gerente regional y de Nuevos Negocios del Grupo de Empresas Teamwork, señala que “la colaboración entre generaciones en un equipo es una gran oportunidad para combinar diferentes perspectivas, habilidades y experiencias. Las generaciones más jóvenes, como la Generación Z, destacan por su adaptabilidad a nuevas tecnologías y su enfoque innovador, mientras que los trabajadores de mayor experiencia aportan conocimientos acumulados y estabilidad en la toma de decisiones”.
Los desafíos más evidentes
Como se mencionó anteriormente, uno de los escenarios más desafiantes que enfrentan las empresas es el manejo de los estilos de trabajo. Mientras los más jóvenes valoran la flexibilidad, la innovación y el equilibrio entre la vida personal y profesional, los empleados de mayor edad tienden a priorizar la estabilidad, la lealtad y los métodos de trabajo tradicionales.
A esta diferencia se le suma el choque en la adopción de la tecnología. La Generación Z y los Millennials (1981-1996), que han crecido inmersos en el mundo digital, no solo dominan las herramientas tecnológicas, sino que además las ven como una extensión natural de su vida profesional a diferencia de los Baby Boomers. Este es un tema que afecta directamente la productividad y la cohesión del equipo. “Para gestionar esta riqueza generacional, es clave implementar capacitación y estrategias de liderazgo inclusivo que aprovechen al máximo las fortalezas de cada grupo”, afirma Penjean.
“El reto más importante es mantener una cultura que promueva la comunicación entre las generaciones y que se sientan cómodos en la empresa, de tal manera que se eviten fugas de talentos o desmotivación, lo que genera un menor rendimiento. La clave está en crear entornos y espacios donde todos puedan tener un espacio saludable y de respeto”.
Francisco González, gerente general de Vertical Hunter
María Fernanda Varela, Head of People & Culture de Rindegastos, una plataforma para la gestión de gastos empresariales, coincidió con la vocera de Teamwork al señalar que "uno de los mayores desafíos es asegurar que la cultura organizacional se mantenga coherente en un entorno multicultural y transgeneracional. Las diferencias en estilos de trabajo, expectativas y perspectivas entre generaciones pueden ser un desafío, pero hay que abordarlo como una oportunidad".
Estrategias y beneficios de un enfoque intergeneracional
Para lograr un entorno en el que la colaboración intergeneracional fluya sin obstáculos, las empresas deben implementar estrategias que favorezcan la comunicación abierta y el respeto mutuo. "Las empresas pueden implementar prácticas proactivas como la formación en habilidades de comunicación y el desarrollo de programas de mentoría intergeneracional, donde tanto jóvenes como mayores aprendan unos de otros", sugiere Penjean. Estos programas permiten que las generaciones mayores compartan su conocimiento sobre la cultura organizacional y la gestión de crisis, mientras que los empleados más jóvenes enseñan a sus compañeros sobre las nuevas tecnologías.
Varela explica que en la empresa que ella gerencia, han creado "espacios como el keynote mensual, en el que en cada país los equipos se reúnen para la presentación de resultados y luego comparten. Tenemos también 'random meetings' entre personas de distinto país y área, celebramos hitos y logros en conjunto".
González, por otro lado, añadió que una de las claves para reducir la brecha generacional es "establecer instancias donde se dialogue, se conozcan y se establezcan límites y maneras de trabajar". Las actividades fuera del horario laboral, como comidas de equipo o actividades de team building -trabajo en equipo-, permiten conocer a los compañeros en un contexto más relajado y ayudan a que las personas de diferentes edades encuentren puntos en común que refuercen la comunicación y el trabajo en equipo, agregó.
Varela resaltó los beneficios de este tipo de sinergia, indicando que "las generaciones más jóvenes aportan ideas innovadoras y una mirada distinta frente a los escenarios del día a día, mientras que las personas de mayor edad brindan experiencia. Cuando logras generar match entre ambos, logras crecimiento profesional y soluciones interesantes".
En este sentido, Penjean también enfatiza que "fomentar relaciones saludables entre trabajadores de diferentes generaciones enriquece el entorno laboral, promoviendo un intercambio continuo de ideas y experiencias que impulsa la creatividad y la innovación". Además, este tipo de colaboración mejora el sentido de pertenencia y la cohesión en la organización, lo que, en última instancia, contribuye a la retención del talento.
El futuro de las empresas
A medida que las empresas siguen enfrentando los retos de esta nueva realidad en su plantillas, resulta evidente que el éxito depende de su capacidad para fomentar una cultura organizacional inclusiva y colaborativa. Como indica González, "las empresas pueden reducir las brechas generacionales estableciendo una cultura organizacional donde se reconozcan las diferencias en los estilos de trabajo y se valoren las aportaciones de cada grupo".
Al final, las organizaciones que logren gestionar con éxito sus equipos multigeneracionales estarán mejor preparadas para enfrentar los desafíos del futuro, aprovechando la diversidad de sus empleados para crear soluciones innovadoras y un ambiente laboral más cohesionado y productivo. En esa línea Penjean, concluyó señalando que "una cultura organizacional que celebre la diversidad etaria y fomente el respeto mutuo facilita un ambiente de trabajo armonioso y productivo, donde las diferencias impulsan el crecimiento y la innovación de toda la organización".