Este miércoles el aeropuerto de Santiago vivió una jornada caótica, con largas filas, pasajeros frustrados, megáfonos a todo volumen y mucha confusión. ¿La razón? Una movilización de las asociaciones gremiales de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), que comenzó a las 8:30, se extendió hasta las 17:30 y afectó a distintos terminales aéreos.
Los trabajadores acusan al Gobierno de incumplir una serie de compromisos, como el de un bono de fizcalización que habrían negociado para que fuera incluido en la Ley de Presupuesto 2025 y el de avanzar en inversión en infraestructura. "Esto es para mandarle una señal al Gobierno de que nosotros no queremos llegar a una paralización total", dijo ayer a El Mercurio Víctor Hernández, secretario nacional de la asociación.
Alrededor de las 21:00 horas de ayer, los trabajadores terminaron las conversaciones con las autoridades, aunque sin llegar a acuerdo. Según informaron, durante esta mañana trabajarán con normalidad. No obstante, advirtieron que de no haber un trato al mediodía con Hacienda, la paralización se retomará. Esta vez, de manera indefinida.
El saldo de la movilización
"Estuve horas en la fila y cuando logré llegar al control de ingreso me apareció que mi vuelo estaba cancelado", comentó una persona a El Mercurio, que ayer debía viajar a Copiapó. "Te dicen ve a tal lugar o haz esto, pero no dicen qué sucederá. Además, no se entiende de qué es qué, con las filas todas revueltas y toda la gente", agregó.
Esa fue la tónica que se repitió en el aeropuerto de Santiago y que dejó a miles de personas sin poder llegar a sus destinos. El último balance de la consesionaria Nueva Pudahuel informó que al menos 117 vuelos fueron cancelados y que los pasajeros afectados llegaron a los 22.300.
Las aerolíneas sorteaban como podían la situación. Desde temprano advirtieron a los pasajeros que llegaran con anticipación y que existía la posibilidad de que sus vuelos se vieran afectados. Y en la tarde enviaron un comunicado en el que emprendieron contra el paro.
"No nos parece admisible que un grupo de presión genere un daño de esta proporción a la conectividad del país, paralizando en los hechos la mayoría de los vuelos, causando serias dificultades en los terminales aéreos de todo Chile y especialmente en el aeropuerto de Santiago", señalaron, a través de la Asociación Chilena de Líneas Aéreas (Achila).
Hasta las 14:00 horas de ayer -informaron las líneas- registraron más de un 80% de afectación en sus operaciones. Y cuantificaron en al menos 15.000 a los pasajeros afectados por cancelaciones, sin considerar a quienes, por ejemplo, habían sufrido demoras. Ayer Latam canceló 84 vuelos, Sky 23 y Jetsmart 12.
La gerenta general de Achila, Carolina Simonetti hizo además un llamado a las autoridades, para que "adopten las medidas regulatorias para garantizar siempre, y bajo cualquier circunstancia, la plena normalidad de la conectividad aérea, que es un servicio estratégico en todos los países".
El gremio turístico también criticó la movilización. "Estas situaciones no se pueden seguir repetiendo en un país que aspira al desarrollo", dijo la presidenta ejecutiva de Fedetur, Mónica Zalaquett. "Se trata de infraestructura crítica que es fundamental para la conectividad aérea y para un sector económico estratégico como es el turismo", agregó.