Ante el gran desafío de la gestión de residuos textiles en Chile, donde la industria genera más de 572 mil toneladas anuales, un emprendimiento nacional, llamado Re Born Bag, trabaja para combinar la creatividad y sostenibilidad. Este negocio liderado por Karla Freire crea bolsos, carteras y accesorios a partir de telas desechadas de cortinas roller, demostrando que los residuos pueden transformarse en productos útiles y atractivos.
La pandemia llevó a emprendedora a reevaluar su camino profesional. Con la paralización del mercado inmobiliario y una condición en la piel que complicaba el uso de mascarillas, dejó su trabajo como corredora de propiedades. Fue entonces cuando, al observar el material desechado por Roller Crown, la microempresa de su esposo dedicada a cortinas roller, surgió una idea: reutilizar esas telas para crear algo nuevo.
“Durante ese tiempo, vi la cantidad de desperdicio que se generaba y pensé que debía haber una forma de aprovecharlo. Aprendí a coser de manera autodidacta, compré mi propia máquina y empecé a hacer pruebas hasta desarrollar una línea de productos que tuviera sentido”.
Karla Freire, fundadora de Re Born Bag
Productos duraderos y con propósito
Desde hace seis meses, Karla comercializa los productos de Re Born Bag a través de redes sociales y ferias de emprendimientos. Su catálogo incluye carteras, bolsos, bandoleras y accesorios más pequeños, como estuches y cosmetiqueros.
“El material que utilizo es resistente y duradero; de hecho, las cortinas roller tienen una garantía de cinco años. Mi objetivo es ofrecer productos de calidad, pero también con precios justos. Creo que los precios en el mercado a veces son exagerados, y me gustaría que mi marca se destaque por ser accesible”, explica la emprendedora.
Cada pieza es confeccionada a mano, lo que garantiza exclusividad y cuidado en los detalles, aunque también limita la capacidad de producción. A futuro, Karla planea ampliar su línea de productos, incluyendo individuales o cubreasientos para exteriores.
“Me interesa que mis productos tengan un propósito y que quienes los compren sepan que están adquiriendo algo que no solo es bonito, sino que también contribuye al cuidado del medio ambiente”, finalizó Karla.