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Unos reunificados Guns N' Roses desatan la algarabía en su cuarta visita a Chile

Puede que no estén ni Izzy ni Adler, pero el sólo hecho de ver en un mismo escenario a Axl, Slash y Duff fue suficiente para que poco más de sesenta mil personas disfrutaran de un listado de canciones con lo mejor del repertorio de la banda.

30 de Octubre de 2016 | 00:36 | Por Felipe Kraljevich M, Emol
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SANTIAGO.- Es imposible negar que la nostalgia fue la principal protagonista de la cuarta visita de Guns N' Roses a Chile. Y es lógico que así fuese: reunir en un mismo escenario a Axl Rose, Slash y Duff McKagan era impensable, al menos hace varios años atrás.

El nombre de esta gira, "Not in this lifetime", también juega con esa nostalgia que inunda el show, aunque sea como una suerte de broma interna en la que el grupo se ríe de su cantante, quien alguna vez aseguró que nunca se reuniría con sus ex camaradas. Al menos, "no en esta vida".

Aunque Axl, Duff y Slash ya habían estado en Chile por separado y en distintos escenarios, hay que volver hasta la primera vez que la denominada "banda más peligrosa del planeta" pisaba suelo nacional, en 1992, para encontrar a los tres compartiendo un mismo escenario. Curiosamente, el Estadio Nacional se transformó en testigo de ambos hitos: la primera vez de Guns en Chile y 24 años después, su reunión.

Lo que aconteció en el recinto de Ñuñoa fue diferente y, al mismo tiempo, similar a otras presentaciones del grupo liderado por Axl Rose. Primero, resaltar que en esta oportunidad la banda no salió con horas de retraso, sólo con cinco minutos, algo de verdad inédito.

Pero lo realmente distinto del show fue la química entre los tres músicos, la banda que Rose ya tiene consolidada como Guns N' Roses y el público, que celebró cada clásico del conjunto como si fuese la primera vez que lo escuchaba, incluso cuando el setlist de esta gira se ha mantenido casi inalterable desde su primer momento, en abril de este año.

La incondicionalidad del público que agotó las localidades del Estadio Nacional quedó de manfiesto con temas como "Welcome to the jungle", "Sweet child of mine" o "You could be mine", canciones que se encuentran latentes en el colectivo y que fueron cantadas con fervor por las poco más de 60 mil personas que llegaron al Nacional.

Y aunque esa admiración por el grupo -en este caso, por a Axl junto a Slash y Duff- era permanente, también fue un ejercicio de paciencia, en especial con el cantante, que recién en la versión que tiene el grupo de "Live and let die" pudo afinar sus cuerdas vocales y estar a la par de sus compañeros, quienes demostraron que su tiempo fuera de la vorágine que significó en su época Guns N' Roses, fue bien aprovechado.

Salvo un bajón inexplicable del grupo cuando tocaron "November rain", el show siempre estuvo en una curva ascendente. Incluso al final, cuando en el cierre de "Paradise city" apareció el confeti, la banda mostró sólo puntos fuertes en sus casi tres horas de presentación, las que si bien es cierto que se conocía -de ahí las similitudes con sus otros conciertos- resultó ser mucho más que el mero ejercicio nostálgico que muchos vaticinaron.

Antes de que Guns N' Roses saliera a escena, los nacionales Wild Parade fueron los encargados de iniciar la velada y sorprendieron con su rock crudo, que recordó a Melvins y a la primera época de Nirvana con canciones como "Suicide politics" y "Destroy the system".

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