El Festival de Viña del Mar 2020 continúa en pie y alistando lo que será su parrilla definitiva para la edición número 61 en la Quinta Vergara.
Pese a la cancelación de otros grandes eventos programados como la
Teletón y la
COP25, la producción del espectáculo musical ha decidido seguir adelante con sus planes, y sellar así una nueva versión entre los días 23 y 28 de febrero.
Artistas internacionales como Ricky Martin, Ana Gabriel y Pablo Alborán, ya fueron confirmados para protagonizar el apodado "festival latino más grande del mundo", que este año nuevamente organizan TVN y Canal 13 en una transmisión conjunta con Fox.
Con algunos días ya definidos en términos de shows musicales, la organización ha dejado en duda si habrán o no humoristas y si abrirán el evento con la ya tradicional gala del Casino de Viña del Mar, donde desfilan rostros del espectáculo nacional.
Humor y abordar la contingencia
Según la periodista y crítica de espectáculos Ana Josefa Silva, sí debiese haber humor. No obstante, definir quiénes serían las mejores cartas para subir al escenario de la Quinta Vergara es una tarea difícil.
"El estrés que tenemos como país es altísimo, no son algunas personas, todos estamos afectados por un estrés prolongado y con una incertidumbre enorme", dice la periodista a Emol, y añade que "pareciera ser que lo más razonable es que hubiese humoristas. Y aquí viene el pero: qué humorista vas a llevar".
"Los humoristas por supuesto que se van a referir a la contingencia, partiendo por el Presidente Piñera"
René Naranjo, crítico de espectáculos
"Si llevas humoristas que juegan demasiado con la contingencia -que antes era algo novedoso y ahora es un lugar común- podrías tensionar más las cosas. Las personas están divididas, algunos estamos experimentando emociones más que pensando", afirma, a la vez que aclara que
no abordar la realidad podría considerarse como banal.
"No hay nadie que esté en condiciones de estar leyendo totalmente lo que estamos viviendo, porque es muy cambiante, y lo que suele hacer un humorista es 'leer' lo que está pasando", agrega.
"¿Quién va a ser capaz de hacerme reír sin que me pise una sensibilidad? Porque están todos con la sensibilidad a la máxima potencia. La crítica está subyacente y va a ir a quien se presente. Es muy delicado organizar una rutina humorística en este momento", concluye.
Por su parte, el crítico de espectáculos René Naranjo, estima que el humor no se puede dejar de lado en esta edición, pero que se entiende que la producción aún lo debe estar evaluando porque "los humoristas por supuesto que se van a referir a la contingencia, partiendo por el Presidente Piñera".
"Van a apuntar los blancos hacia allá y a los representantes de la política chilena, entonces probablemente se lo están tomando con más cuidado. Pero están dentro de un zapato chino, porque tienen que poner humor y además tienen que modificar el show. El esquema de dos números musicales y un humorista, queda estrecho para el momento que vive Chile y para la energía e intensidad que va a tener el público", comenta en conversación con Emol.
La Gala, la ostentación y el público que asiste a este evento
Naranjo, quien ha participado como jurado del Festival de Viña en ediciones anteriores, es drástico con el tema de la gala. "No, no puede hacerse", afirma.
"Imagínate una figura conocida, hombre o mujer, que pasa por la gala con el público encima con un traje o con un vestido de 3 millones de pesos, con la manicura o con el peinado. Esa ostentación de riqueza consumista hoy está fuera de lugar. Imagínate lo que es pasar en esas condiciones frente a la gente, qué carteles va a tener la gente en la gala. Es inmanejable para una producción televisiva, es imposible. La gala no se puede hacer", enfatiza.
Crédito: El Mercurio (archivo).
Ana Josefa Silva, en tanto, prefiere no dar una opinión tan tajante, pero sí comenta que hay que considerar a las personas que trabajan para que ese evento se pueda realizar, además de la gente que se entretiene con él. "Es cierto que parece insensible respecto a personas que están pasándolo mal, que es toda la protesta que hay. Sin embargo, hay dos cosas que tomar en cuenta: hay muchas personas a las que esa gala les da trabajo", dice, y luego añade que para quienes asisten a observar el evento "es una diversión importante".
"Pareciera que la gala es como una bofetada a todo lo que estamos rabiosamente reclamando en Chile, pero tiene este otro lado b, que no sé si seríamos capaces de aceptarlo o asimilarlo", concluye.