Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.
El Mercurio/ AFP (archivo)
Luego de la muerte este domingo del escritor peruano Mario Vargas Llosa a los 89 años, muchos han recordado la pelea que
quebró de un plumazo la sólida amistad que unía al Premio Nobel de Literatura y Gabriel García Márquez,
partiendo en dos el grupo de escritores que formaban el conocido como
boom latinoamericano, del que el peruano fue su último representante. Un hecho que dejó una huella imborrable en la literatura, no solo por el impacto mediático del altercado, sino porque simbolizó el quiebre entre dos de los más grandes de la literatura universal.
Todo ocurrió el
12 de febrero de 1976 en el Palacio de Bellas Artes de México D.F., donde se estrenaba el documental "Supervivientes de los Andes", un evento al que
los dos escritores acudían acompañados por sus esposas. De pronto,
el peruano le propinó un fuerte puñetazo al colombiano en su pómulo izquierdo, dejándolo sangrando e inconsciente.
García Márquez y Vargas Llosa se habían conocido en el aeropuerto de Caracas
en agosto de 1967. Con solo 31 años, el peruano era ya un escritor aclamado por la crítica, mientras que el colombiano, con 40, había logrado por fin el éxito editorial con "Cien años de soledad", publicada ese año en Buenos Aires.
Se hicieron muy amigos, especialmente tras ser vecinos en Barcelona, lugar donde recalaron junto a otros miembros del boom, como Carlos Fuentes o José Donoso, todos bajo el cuidado de la agente literaria Carmen Balcells.
"Todos formaron un grupo, porque vivían juntos, salían con sus familias, tenían proyectos comunes y llegaron a idear revistas, a pesar de que no tenían una estética común", resaltó en una entrevista con EFE el periodista Xavi Ayén, autor del "Aquellos años del boom", el ensayo más completo sobre aquel movimiento literario.
Llegaron incluso a preparar el proyecto de escribir un relato cada uno sobre un dictador de su país, y Vargas Llosa y Gabo hablaron de hacer una novela a cuatro manos sobre la guerra de Perú y Colombia.
García Márquez se instaló en el número 6 de la calle Caponata con vistas a un jardín que le recordaba su Colombia natal y
a menos de 50 metros estaba su amigo Vargas Llosa, que arrendó por 16.500 pesetas mensuales el 3º 4ª del número 50 de la calle Ocio, aunque el bullicio le llevó a arrendar también el último piso, que utilizaba de estudio.
En estos dos domicilios, donde vivieron entre 1967 y 1975 (García Márquez), y entre 1970 y 1974 (Vargas Llosa), escribieron sus respectivas novelas "El otoño del patriarca" y "Pantaleón y las visitadoras".
Pero el
grupo de escritores dejó de vivir en Barcelona y empezaron las envidias por el mayor éxito que comenzaron a tener algunos de ellos o por el devenir de la revolución cubana, en opinión de Ayén.
Tras Barcelona, Vargas Llosa y García Márquez continuaron su amistad en
París, aunque en la capital francesa ya comenzaron los roces porque Gabo y su mujer, Mercedes Barcha, mediaron en los problemas conyugales entre el colombiano y su esposa, Patricia.
Así lo recordó Rodrigo Moya, amigo de Gabo, en un artículo que publicó en 2007 sobre el incidente del puñetazo, que acompañó con una
fotografía del Nobel colombiano con el ojo morado a causa del incidente.
Es
la única imagen que existe sobre el famoso puñetazo, realizada por Moya, fotógrafo mexicano de origen colombiano, que la tomó el 14 de febrero de
1976, dos días después del incidente,
porque García Márquez quería tener "una constancia" de aquella agresión.
El
fotógrafo le preguntó entonces al escritor qué había pasado y este fue "evasivo" y atribuyó la agresión a "las diferencias" que ya eran insalvables en la medida en que el
autor peruano "se sumaba a ritmo acelerado al pensamiento de derecha".
Un puñetazo que sigue siendo un completo misterio
Hay otras teorías sobre aquel puñetazo, ninguna confirmada porque los dos implicados decidieron mantener silencio sobre lo que pasó. Sin embargo, algunas versiones señalan que, además de las tensiones ideológicas, también existieron conflictos de índole personal.
No obstante, la versión del
periodista hispano-peruano Francisco "Paco" Igartua, es la que mayor fuerza ha tomado con el paso del tiempo, y se
remite a un origen en discrepancias sentimentales entre Vargas Llosa y su mujer.
El británico Gerald Martin, en su biografía "Gabriel García Márquez: una vida", da otra pista para desvelar el enigma: Vargas Llosa le dijo al colombiano:
"esto es por lo que le dijiste a Patricia" o "esto es por lo que le hiciste a Patricia".
Y otro autor peruano,
Jaime Bayly, escribió sobre la relación de los dos nobel en "Los genios", un libro en el que relata que hubo
una noche de 1975 en la barcelonesa discoteca Bocaccio en la que estuvieron Patricia Llosa -entonces separada de Mario Vargas Llosa-, García Márquez, la agente literaria Carmen Balcells y Jorge Edwards,
donde "pasaron unas cosas que son el origen mismo del puñetazo".
Bayly novela lo que pudo ocurrir entre la mujer de Vargas Llosa y Gabo
, aunque reconocía que no se sabe lo que pasó entre ellos. Pero sí afirmó en la presentación del libro en Madrid que
"no es verosímil que le diera un puñetazo por un capricho o una arbitrariedad".
El caso es que ese
puñetazo rompió la amistad de los dos autores y fueron inútiles los esfuerzos de Carmen Balcells para que se reconciliaran. En 2017, en un curso de verano sobre "Cien años de soledad",
Vargas Llosa contestó con un rotundo "no" a la pregunta de si había vuelto a ver a Gabo desde el puñetazo.
Y cerró el tema de forma tajante:
"Entramos en terrenos peligrosos. Es hora de poner fin a esta conversación". Luego, durante una entrevista en el diario español El País en 2023, fue nuevamente consultado sobre el origen del puñetazo, a lo que respondió:
"Mujeres, simplemente".