SANTIAGO.- Como un hombre pragmático, exitoso y muy cercano a Rusia. Así ha sido descrito Rex Tillerson, el presidente ejecutivo de ExxonMobil, una de las empresas petroleras más importantes del mundo, que a contar del 20 de enero próximo sería el nuevo secretario de Estado de EE.UU., a la espera de la ratificación del Congreso.
"Él es mucho más que un ejecutivo de negocios. Él juega a escala global. Está a cargo de la que supongo que es la mayor compañía del mundo, está a cargo de una compañía petrolera que tiene prácticamente el doble del tamaño de su competidor más cercano, y que se ha gestionado increíblemente bien", aseguró el Presidente electo Donald Trump en una entrevista a Fox justo dos días antes de nombrarlo como líder de una de las secretarías más importantes de su gabinete.
Ingeniero oriundo de la localidad de Wichita Falls en Texas, comenzó su larga carrera en la empresa petrolera en 1975 y en 2006 se convirtió en presidente ejecutivo. Se formó profesionalmente en el área de producción, pero pronto se vio forjando grandes acuerdos en la compañía que se encarga de explorar, comprar y vender petróleo y gas en distintas partes del mundo.
A pesar de que su visión de la política externa es prácticamente desconocida y de su total inexperiencia en la política, su trabajo en ExxonMobil lo ha obligado a relacionarse con diversas autoridades y diplomáticos de múltiples naciones, algo que probablemente le ayudará a desempeñarse en su nuevo cargo.
Relaciones con Rusia
Precisamente en esa labor es que participó de la administración de las operaciones en Rusia y el mar Caspio, incluyendo el consorcio que realizaba explotación de crudo en la isla Sajalín. Por su gestión en ese país, hoy, a sus 64 años, es considerado uno de los empresarios estadounidenses con mejores vínculos con las autoridades rusas y especialmente cercanas al Presidente Vladimir Putin.
Ambos se conocieron tras la llegada del actual jefe de Estado ruso al Kremlin en el año 2000, pero su relación fue coronada con un histórico acuerdo firmado en 2011 entre Exxon y la gigante rusa de energía Rosneft para realizar una exploración y perforación en el Ártico ruso y en Siberia. El acuerdo fue estimado inicialmente en 3.200 millones de dólares pero podría generar hasta 500.000 millones de dólares en ganancias según el tamaño de los descubrimientos.
En 2013, el mismo Mandatario condecoró a Tillerson con la medalla de la Orden de la Amistad, galardón entregado originalmente por la Unión Soviética y que hoy premia a quienes han contribuido con el desarrollo económico o diplomático de Rusia.
No obstante, el negocio de la petrolera en el país europeo se vio congelado con las sanciones económicas impuestas por Washington a Moscú, luego de que ésta anexara la península de Crimea a territorio ruso en medio de las revueltas en Ucrania. Una medida sobre la cual Tillerson se opuso radicalmente.
Preocupación por su nombramiento
No obstante, esas mismas relaciones están provocando inquietud entre algunos políticos del país norteamericano, que consideran problemáticos estos lazos. Aún más cuando su nombramiento surge 24 horas después de que se diera a conocer un informe de la CIA, en la que se asegura contar con "evidencia convincente" de que Rusia influenció las elecciones presidenciales de EE.UU. a favor de Trump.
El reconocido senador conservador John McCain dijo el lunes a la red de televisión CNN que Putin "es un matón y un asesino, no veo como se puede ser amigo de un ex agente de la KGB", refiriéndose a los vínculos de Tillerson con Rusia. Mientras, el también senador republicano Marco Rubio señaló que "ser un amigo de Vladimir no es una característica que yo espero de un secretario de Estado". "Los rusos no son nuestros amigos", advirtió en tanto el jefe de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
Sin embargo, su proximidad con Putin y el Kremlin no es lo único que aproblema a los legisladores. El ejecutivo podría presentar además un conflicto de interés importante ya que posee unos 150 millones de dólares en títulos de Exxon, cuya variación de precio dependería de las decisiones del Departamento de Estado que él mismo presidirá.
Según The Wall Street Journal, Tillerson, que pensaba retirarse de ExxonMobil en 2017, tiene un fondo de pensiones por un valor de decenas de millones de dólares que podría verse afectado por las futuras acciones del Departamento de Estado.
Finalmente, su falta de experiencia política también preocupa, puesto que en su nuevo rol tendrá que tratar temas especialmente conflictivos: deberá encargarse del acuerdo con Irán sobre su política nuclear; la aplicación de las sanciones a Rusia; administrar los desencuentros con China y el interminable conflicto en Siria. Todo ello, sólo si es que su nominación es ratificada por el Congreso tras la asunción de Trump.