SANTIAGO.- Hace exactamente cinco años que Benedicto XVI dejó el pontificado de la Iglesia Católica ante la sorpresa de todo el mundo. Ese día, a las 20:00 horas de Roma, el puesto quedó vacante en un hecho insólito en la historia de la institución eclesiática, ya que habían pasado 598 años desde la última dimisión.
La decisión de renunciar había sido anunciada por el mismo Joseph Ratzinger el 11 de febrero de 2013, quien ostentaba el cargo de máxima autoridad eclesiástica desde el 19 de abril de 2005. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, señaló en ese momento que "nos pilló por sorpresa", aunque diversos medios afirmaron que habían cardenales que ya lo sabían.
Antes de irse, durante la mañana se reunió con los cardenales y se despidió de cada uno de ellos. Luego se despidió de sus colaboradores más cercanos en el Vaticano y de los sacerdotes, para más tarde dirigirse a la residencia de verano de Castel Gandolfo.
Al llegar se dirigió a las personas que lo esperaban: "Saben que este día es distinto a los otros, ya que al final de hoy ya no seré pontífice de la Iglesia Católica. A partir de las 8 de la noche seré simplemente un peregrino que inicia su última etapa de su peregrinaje en esta tierra".
A la hora indicada sonaron las campanas para anunciar el fin del pontificado de Benedicto XVI.
De esta forma, el ex Sumo Pontífice asumió el título de papa emérito y pasó a dedicarse al retiro espiritual y la oración.
En ese momento, explicó que el motivo de su renuncia era el debilitamiento de sus capacidades físicas y mentales, aunque la amplia cobertura mediática especuló sobre otras razones, como presiones internas, que podrían haber impulsado su decisión.
El puesto quedó vacante durante casi dos semanas, cuando luego de un cónclave celebrado el 12 y 13 de marzo los cardenales eligieron al argentino Jorge Mario Bergoglio como el Papa número 266 de la Santa Sede, quien asumió con el nombre de Francisco.
Cinco años en silencio
Durante todo este tiempo se ha mantenido alejado de la vida pública, en silencio y oculto, como él mismo dijo que haría. Al dejar su puesto, se trasladó a vivir al monasterio Mater Ecclesiae, dentro de la Ciudad del Vaticano.
Sus apariciones publicas fueron algunas misas importantes al inicio del pontificado de Francisco, pero ahora debido al delicado estado de salud no sale de la residencia.
En su última carta pidió perdón por sus defectos y afirmó que en el futuro quería seguir sirviendo a la Iglesia con una vida dedicada a la plegaria.
El 16 de abril de 2017, Ratzinger cumplió 90 años. En esa fecha, el diario español El País consignó que "es un anciano con dificultades físicas, incluidas de oído y visión, que afronta la última etapa de su vida con una discreción absoluta".
El mismo medio indicó que durante los años que siguieron, su sucesor fue visita frecuente de Ratzinger y que han mantenido una relación fluida. Es la primera vez que dos pontífices viven a tan pocos metros.
Por su parte, el teólogo y escritor de una ultima biografía de Ratzinger, Elio Guerriero, asegura que para Benedicto XVI "la renuncia fue algo natural" y que Benedicto XVI explica siempre que "quedó sorprendido y que no evaluó el impacto, quizá excesivo, que tuvo esta decisión".
En tanto, quien fue su portavoz, el padre Federido Lombardi, reconoció que "fueron tiempos difíciles, pero tiempos en los que dio una contribución imprescindible para la Historia de la Iglesia".