SANTIAGO.- Tras el destape de un nuevo caso de corrupción en Argentina -que ya se vislumbra como el "Lava Jato" argentino, en alusión a la trama brasileña de sobornos- surgen antecedentes respecto del modus operandi de esta asociación ilícita que habría obtenido millones de dólares de forma ilícita e involucraría a los ex Presidentes
Néstor Kirchner y Cristina Fernández, y a ex funcionarios de sus respectivos gobiernos.
El caso comenzó tras una investigación del diario argentino La Nación en base a los cuadernos de Oscar Centeno, chofer de Roberto Baratta, ex subsecretario de Coordinación y Gestión durante la época kirchnerista y mano derecha del entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. En ese material, se detallaba el pago de coimas por parte de empresas del sector energético y de la construcción a personeros del Gobierno.
Las anotaciones permitieron continuar con una investigación que
develó una trama de corrupción que sumaría el pago de sobornos por más de 160 millones de dólares a través de la entrega de bolsos con dinero. A raíz de esta indagatoria, el juez Claudio Bonadio ordenó la detención de 11 personas entre personeros kirchneristas y empresarios, incluido el propio Baratta.
De acuerdo a La Nación, la trama contaba con seis personajes clave: Roberto Baratta; el ex ministro Julio De Vido; el fallecido secretario personal del ex Presidente Néstor Kirchner, Daniel Muñoz; el secretario de Baratta, Nelson Lazarte; el ex director de Energías Renovables, Ezequiel García; y el ex asesor del Ministerio de Planificación, Hernán Camilo Gómez.
Todo esto era observado por Kirchner, quien habría dado órdenes directas para hacer el cobro de coimas y se reunía semanalmente con Roberto Baratta, quien le rendía cuentas y a veces le entregaba el dinero recaudado. De acuerdo a la investigación, la operación ocurría a sabiendas de Cristina Fernández, quien tras la muerte de su marido en 2010 mantuvo las recaudaciones.
Las recaudaciones
Debajo del ex Presidente, y comandando todo, estaba Julio De Vido. El ex ministro también se reunía frecuentemente con Kircher en la Quinta de Olivos y era el jefe directo de Baratta, quien era el encargado de seguir todos los movimientos de dinero y se reunía con los empresarios para coordinar los pagos. Su chofer, Oscar Centeno, fue uno de los personajes que recaudaban el dinero.
Bajo Baratta estaban Hernán Camilo Gómez, que trabajaba en el aparato recaudador; Nelson Lazarte, que era mano derecha de Baratta; y Ezequiel García, quien aparentemente presionaba a empresas del rubro energético para contratar a su compañía consultora.
Según los documentos investigados,
fueron más de 30 los domicilios de donde se recogieron los bolsos con dinero. Todo esto se hacía a plena luz del día con automóviles registrados a nombre de la Jefatura de Gabinete o de empresas automotrices que prestaban vehículos a la Presidencia.
Entre los lugares de recolección de dinero se contaban estacionamientos de hoteles, edificios de oficinas o domicilios particulares. Según los apuntes del chofer Centeno, éste se dirigía, con Lazarte, Gómez, García o Baratta, a un departamento ubicado en Buenos Aires para guardar el dinero. Acto seguido, después de que Baratta retiraba "su parte", los bolsos eran recibidos por Daniel Muñoz, el secretario personal de Nestor Kirchner, en el departamento donde actualmente reside Cristina Fernández.
De acuerdo al registro de Centeno, cuando lo recolectado superaba los 2 millones de dólares, Roberto Baratta y Julio De Vido iban personalmente a la Quinta de Olivos a entregarle el dinero a Néstor Kirchner, ocasión en la que le rendían cuentas y planificaban los próximos movimientos.
Después de la muerte de Néstor Kirchner, Centeno deja de escribir durante tres años, pero ya lo consignado en sus apuntes fue suficiente para destapar uno de los mayores escándalos del último tiempo en Argentina.