PYONGYANG.- El presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, anunciaron un amplio conjunto de acuerdos tras su segundo día de conversaciones en Pyongyang, incluyendo la promesa de Kim de desmantelar de forma permanente el principal complejo nuclear de la hermética nación si Estados Unidos toma medidas correspondientes.
Además, aceptó la presencia de inspectores internacionales para monitorear el cierre de un sitio clave de pruebas y lanzamiento de misiles y solicitó el compromiso de trabajar juntos para buscar la sede de los Juegos Olímpicos de 2032.
Declarando que habían dado un paso importante hacia la paz en la zona, los dos mandatarios comparecieron juntos para anunciar el resultado de la cumbre a un grupo de reporteros de los dos países luego de reunirse a puerta.
"Hemos acordado hacer de la Península de Corea una tierra de paz libre de armas nucleares y de la amenaza nuclear", dijo Kim, al lado de Moon en la casa de huéspedes en la que se aloja el surcoreano.
Y agregó: "El camino hacia nuestro futuro no siempre será sencillo y podremos enfrentar desafíos y pruebas que no podemos anticipar. Pero no tememos a los vientos en contra porque nuestra fortaleza crecerá a medida que superemos cada prueba basada en la fortaleza de nuestra nación".
Además, se acordó que Kim visitará el Sur en un futuro próximo.
Así, se pone fin a la tercera cumbre entre Kim y Moon; este último sometido a una creciente presión por parte de Washington para encontrar un camino hacia adelante en sus esfuerzos para lograr que Kim abandone por completo, y de forma unilateral, su arsenal nuclear.
Aunque contiene algunas ofertas tentadoras, el documento firmado por los líderes parece carecer de los grandes gestos reclamados por muchos en Washington, como el compromiso del Norte a dar un listado de sus instalaciones nucleares o un calendario solido.
El presidente estadounidense, Donald Trump ha mantenido que él y Kim tienen una relación sólida, y ambos han expresado su interés en celebrar una nueva cumbre tras la de junio en Singapur. Por otra parte, Moon y Kim dieron pasos concretos para la reducción de las tensiones en su frontera.
Según el texto firmado por los jefes de Defensa de las dos naciones, Seúl y Pyongyang pactaron el establecimiento de zonas neutrales a lo largo de su frontera terrestre y marítima para reducir las tensiones militares y evitar enfrentamientos accidentales. Además acordaron retirar 11 puestos de guardia de la zona desmilitarizada antes de diciembre y establecer una zona de exclusión aérea sobre la línea de demarcación militar que separa los países y que afectará a aviones, helicópteros y drones.
Aunque no está directamente relacionado con la seguridad, el anuncio también apuntó que se buscará una candidatura junta para los Juegos Olímpicos estivales, una iniciativa importante en términos de creación de confianza y alivio de tensiones. Esto sigue a la decisión de Corea del Norte de participar en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang el pasado febrero, algo que fue considerado un éxito para ambas partes.
Otros acuerdos afectan a algunos aspectos polémicos que marcan su relación desde hace años, como permitir que las familias separadas por la guerra tengan más contacto. Moon también parecía estar cumpliendo su promesa de ayudar a construir infraestructuras en el Norte y abrir enlaces ferroviarios transfronterizos.
A diferencia de los primeros tuits de Trump que elogiaron la cumbre, la declaración final provocó la rápida y negativa respuesta de la senadora republicana Lindsey Graham, que dijo en Twitter que estaba preocupada porque la visita pudiese socavar los esfuerzos del secretario de Estado, Mike Pompeo, y de la embajadora ante la ONU, Nikki Haley, para imponer "máxima presión" a Pyongyang.
"Aunque Corea del Norte haya dejado de probar misiles y dispositivos nucleares, NO se ha movido hacia la desnuclearización", escribió en la red social.