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El príncipe heredero "actúa como Putin": Las críticas del periodista desaparecido contra la realeza de Arabia Saudita

Receloso con las tendencias autoritarias del Gobierno de su país, Jamal Khashoggi se autoexilió en Washington en 2017 por miedo a represalias. Hoy cumple 15 días desde que fue visto por última vez.

16 de Octubre de 2018 | 12:29 | Redactado por Valentina Salvo U., Emol
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Jamal Khashoggi se volvió uno de los críticos con el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, conocido informalmente como MBS, quien asumió en el poder en 2015 junto a su padre, el rey Salmán bin Abdulaziz.

AP
SANTIAGO.- Los últimos pasos de los que se tiene información sobre el periodista saudí, Jamal Khashoggi (60), fueron ingresando al consulado de Arabia Saudita en la ciudad turca de Estambul, para realizar una serie de trámites necesarios para su matrimonio. Después de ello se esfumó.

Había llegado en 2017 a vivir a Washington, Estados Unidos, tras huir de su país por miedo a ser encarcelado. Sus constantes críticas públicas en contra del poder saudí le habían forjado una imagen de disidente del régimen autoritario y de rival del príncipe heredero, Mohamed bin Salmán. Se fue porque pensaba que en Occidente podría obtener resguardo.

Pero a casi un año y medio de aquello, según medios estadounidenses, Arabia Saudita estaría ad portas de admitir que el columnista fue asesinado durante un interrogatorio al interior de su consulado. Un caso que ya ha desatado la tensión diplomática entre el país árabe, Turquía y Estados Unidos.

Críticas al príncipe saudí

Khashoggi no siempre fue asociado a la oposición saudí. Durante sus inicios, logró consagrar una exitosa carrera como asesor y vocero no oficial de la familia real de Arabia Saudita, convirtiéndose en reconocido confidente de reyes y príncipes. Fue consejero del príncipe Turki al Faisal, ex jefe de la inteligencia saudí, durante su tiempo de embajador en Londres; viajó con el antiguo rey Abdulaziz bin Saúd y se volvió cercano al príncipe lwaleed bin Talal, el inversionista multimillonario, quien posteriormente fue arrestado.

Sin embargo, de acuerdo con entrevistas hechas a decenas de personas que lo conocían y su relación con los líderes saudíes, su afición por escribir libremente pronto terminó convirtiéndolo en "enemigo" de la realeza saudí, según consigna The New York Times. Su posición cambió cuando el rey Salmán bin Abdulaziz ascendió al trono en 2015 y dio un gran poder a su hijo, Mohamed bin Salmán, el príncipe heredero, señalado como el verdadero gobernante.

Pese a que Khashoggi valoró que el joven príncipe impulsara un programa para diversificar la economía y relajar las estructuras sociales, como conceder derecho a las mujeres a manejar, el periodista no veía con buenos ojos las tendencias autoritarias con las que tomaba sus acciones. Estos cuestionamientos pronto se hicieron patentes a través de sus publicaciones, al igual que se hizo evidente la cero tolerancia del príncipe a las críticas.

En 2016, el periodista que se hizo conocido por realizarle una entrevista a Osama Bin Laden, mostró especial recelo ante el ascenso de Donald Trump a la presidencia de EE.UU. y rechazó el entusiasmo con que Riad recibió su llegada. "Cuando se trata de Oriente Medio, las posturas de Donald Trump son contradictorias (…) Arabia Saudita debería estar preparada para algunas sorpresas, probablemente en forma de retórica negativa de la administración Trump", afirmó en noviembre de 2016, en el marco del Foro de Políticas en el Instituto de Washington.

Estas críticas al entonces Presidente electo de EE.UU., principal país aliado económico y político de Arabia Saudita, le valieron el rechazo de la familia real y se le prohibió hablar, por temor a que dañara la relación del país con el nuevo gobierno estadounidense. Pero Khashoggi no se detuvo.

Debido a sus críticas, le quitaron la columna que solía escribir en el diario panárabe Al Hayat, que pertenece a un sobrino del rey, pero que se imprime en Londres. También le impidieron publicar sus opiniones en redes sociales y se le prohibió hablar con periodistas extranjeros, según consigna el diario español El País.

Poco antes de que viajara a Washington en 2017, el príncipe heredero comenzó la persecución de todos aquellos que cuestionaran sus políticas. A los familiares de Khashoggi se les impidió viajar, como una forma de presionar al periodista a que pusiera fin a sus críticas. Y una vez que llegó a territorio norteamericano, una ola de arrestos puso tras las rejas a varios de sus cercanos acusados de corrupción.

Fue entonces cuando decidió que no podía volver a su país y se autoexilió alegando temor a represalias. "He dejado mi casa, mi familia y mi trabajo, y estoy levantando la voz", escribió en septiembre. "Hacer lo contrario sería una traición de aquellos que languidecen en prisión. Yo puedo hablar, mientras tantos no pueden", afirmó.

"Reforma desde el extranjero"

Desde su nueva residencia en Occidente, Khashoggi continuó con su rechazo al régimen y fue aún más enfático. Comenzó a escribir columnas en el Washington Post y The Guardian, y a participar en debates académicos y televisivos sobre los cambios que se estaban produciendo en Riad. Criticó la política saudí en relación con Qatar y Canadá, la guerra en Yemen y las duras medidas contra la disidencia.

Incluso, en una ocasión comparó al príncipe heredero con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin. "Diría que Mohammed bin Salman está actuando como Putin (...). La represión incluso de la crítica más constructiva, la exigencia de una lealtad completa con un significativo 'o de lo contrario', sigue siendo un serio desafío para el deseo del príncipe heredero de ser visto como un líder moderno e ilustrado", escribió en noviembre de 2017.

Todo ello habría terminado por ponerlo en la lista negra de la realeza saudí. "Mohamed bin Salmán había estado pagando millones de dólares para crear una cierta imagen de sí mismo y Jamal Khashoggi estaba destruyendo todo eso con tan solo unas cuantas palabras", dijo Azzam Tamimi, amigo de Khashoggi al NY Times. "El príncipe heredero debe haber estado furioso", añadió.

Khashoggi no se quedó allí e inició lo que algunos medios denominan "una reforma desde el extranjero". Planeaba crear un sitio web para publicar informes sobre las economías de los países árabes, incluida Arabia Saudita, con el fin de evidenciar la dimensión de la corrupción y de las limitantes de basar una economía en el petróleo. Además, estaba fundando una organización llamada Democracia en el Mundo Árabe Ahora (DAWN).

El príncipe heredero "está invirtiendo cientos de miles de millones dólares en proyectos futuros y lo está haciendo a partir de su propia habilidad y juicio y de la habilidad de un pequeño círculo de asesores", dijo Khashoggi. "¿Eso es suficiente? No, no es suficiente", señaló una vez.

Según The New York Times, Khashoggi le habría comentado a varios de sus amigos que, desde que llegó a Washington, había recibido solicitudes por parte de la realeza de Riad para que bajara el tono de sus comentarios y para que retornara al país.
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