SANTIAGO.-
"En Argentina eso no pasa", decía Nicolás Navarro, arquero del club trasandino San Lorenzo de Almagro, luego de que su equipo sufriera el ataque de algunos hinchas de Deportes Temuco en la ciudad chilena el pasado 15 de agosto, desatando
las sonoras carcajadas de los periodistas presentes en el lugar. El recuerdo de esa escena volvió a la palestra el fin de semana, luego de los bochornosos incidentes ocurridos el sábado previo a la final de Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors, encuentro que luego fue suspendido.
Las burlas de los reporteros nacionales en ese momento tenían un sustento: últimamente, el fútbol argentino ha sido escenario recurrente de diversos hechos de violencia. Y lo del sábado vino a reforzar esto, pero con la agravante de que todos los ojos del mundo estaban puestos en el que sin duda sería el partido del año (al menos a nivel de clubes). El bochorno fue mayúsculo.
Lamentablemente, lo de las "mafias" delictuales en el fútbol del país vecino es algo que viene desde hace un buen tiempo, y es la evidencia
de una serie de irregularidades y de una vista gorda a la violencia hecha por las autoridades durante años, las que terminan por blindar a las barras bravas que cada vez aumentan su poder a niveles considerables.
Así lo afirma en el diario El País el periodista y escritor trasandino Ernesto Tenembaum, quien habla de una "crisis de autoridad" y nombra tres personajes clave en esta impunidad de las barras. Uno de ellos es el actual Presidente Mauricio Macri, quien antes de iniciar su carrera política fue timonel de Boca Juniors, momento en el que se le responsabiliza de haber dotado de mucho poder a su barra, la cual actualmente tiene una relación cercana con el actual líder del club y amigo del Mandatario, Daniel Angelici.
Tras los incidentes del sábado, Macri salió a condenar lo ocurrido y a advertir mano dura contra los violentos. No obstante, allende Los Andes se le critica de haber actuado erráticamente en la previa a la final, primero, con la propuesta de permitir el acceso de público visitante a los partidos, y luego, con su desmesurado apoyo al club de sus amores.
Ahora, el Mandatario está preocupado, por un lado, por la imagen internacional que deja Argentina tras esto y, por el otro, por la cumbre del G20 que comienza el viernes, sumida en serias dudas por las garantías de seguridad que puede ofrecer su país.
En segundo lugar, Tenembaum nombra a la ex Presidenta Cristina Fernández, asegurando que "durante su mandato los barras bravas fueron felicitados por ella misma en un recordado discurso y financiados de manera obscena y abierta". A cambio, señala, los barristas participaban en movilizaciones públicas a favor de ella. Fue en esa época donde los hechos delictuales en los estadios aumentaron.
Por otro lado, el periodista nombra a Hugo Moyano, el líder sindical más poderoso del país vecino, quien además es suegro del presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), Claudio "Chiqui" Tapia, y lidera el club Independiente de Avellaneda. Es en esa posición donde se le ha cuestionado su cercanía con la barra brava del equipo, cuyo jefe fue detenido.
"Es sobre ese barril de pólvora sobre el que se jugaba el superclásico. Lo sorprendente no es que terminara mal esta vez.
Lo sorprendente es que alguna vez las cosas terminen bien", recalca Tenembaum.
Ahora, todo es incertidumbre en Argentina, mientras muchos se lamentan que lo ocurrido estos últimos días es el fiel reflejo de su situación actual. Es, como dijo Martín Caparrós, la evidencia de un "país dañado".