Con solo una semana de diferencia, Bolivia y Argentina celebrarán elecciones presidenciales en sus respectivos territorios. Mientras la primera acudirá a las urnas el próximo 20 octubre, la segunda lo hará el 27 del mismo mes. Pero además de compartir el periodo electoral, las dos naciones vecinas coincidirán en otro aspecto: sus actuales mandatarios aspiran a la reelección.
Por un lado,
Evo Morales, quien gobierna la nación altiplánica desde 2006, aspira a un cuarto mandato consecutivo, en medio de un escenario electoral marcado por las denuncias de quienes aseguran que su candidatura es ilegal y por los devastadores incendios forestales. En la otra vereda se ubica
Mauricio Macri, el trasandino que llegó al poder en 2015 y que este año buscará repetir la hazaña, pese a las críticas a su gestión por la profunda crisis que afecta a la economía argentina.
Ni el primero ni el segundo prevén una elección fácil, especialmente porque sus contrincantes han recabado una popularidad que no esperaban. Por ello, deberán jugar sus mejores cartas para mantenerse arriba en la disputa electoral.
Una remontada histórica
"Sí se puede", es la consigna a la que Macri se ha aferrado, durante los últimos días, para intentar dar vuelta la adversa contienda electoral a la que debe dar cara antes de fin de mes. El Presidente trasandino no lo pasa bien, especialmente luego de las elecciones primarias, en donde su principal rival, el peronista Alberto Fernández, se le adelantó varios kilómetros en la carrera por la Casa Rosada tras superarlo por 17 puntos porcentuales.
Aunque no son una sentencia de muerte, las PASO son vistas como una primera prueba antes de las presidenciales. Macri la reprobó, arrastrando la pesada mochila de la
crisis económica que afecta al país: Argentina se encuentra en recesión desde 2018, con un índice de pobreza de 35,4%, un desempleo de 10,1% y una inflación anualizada de 55%.
Tal es el cuestionamiento y crítica a su gestión, que incluso se ha vuelto un ejemplo de lo que no hay que hacer. "Mesa es Macri", dice un spot lanzado por la campaña de Evo Morales en Bolivia para desprestigiar a su principal rival, el ex Presidente Carlos Mesa. En Uruguay, en tanto -donde también se celebrarán elecciones presidenciales- el candidato del Frente Amplio comparó a su contendor del Partido Nacional con Macri.
"Pintaba todo fácil y lamentablemente ya sabemos lo que pasó, que la verdad fue un desastre", dijo el socialista Daniel Martínez sobre el argentino. "Es una simplificación compararnos con Macri. Yo no digo que ustedes son los Kirchner", respondió el conservador Luis Lacalle Pou, en el último debate presidencial.
El resultado de agosto dejó a Fernández como favorito y con la posibilidad de consagrarse en primera vuelta, para lo cual necesita obtener 45% de los votos o 40% y una diferencia de 10 puntos del segundo. Incluso, según recogió Clarín, los más recientes sondeos de Oh Panel y Ricardo Rouvier & Asociados adelantan que la distancia entre el kirchnerista y el actual Presidente se amplió en un 19%.
Pero pese al shock, Macri despabiló, se adelantó y, antes de los pronósticos post primarias, relanzó su campaña ante una multitud: "Sí se puede". El jefe de Gobierno se encuentra actualmente viajando por
30 ciudades en búsqueda de una remontada histórica y, como era de esperar, comenzó en Buenos Aires con una magna manifestación en el barrio de Belgrano.
La primera bocanada de aire fresco llegó este domingo, cuando el macrismo de Mendoza logró la victoria en las elecciones por la gobernación, penúltimos comicios provinciales antes del 27 de octubre. De las 15 convocatorias para elegir gobernadores ya realizadas, la coalición oficialista se impuso en dos; diez quedaron en manos de peronistas, y tres fueron superadas por fuerzas locales. Solo resta la de Chaco, a celebrarse el 13 de octubre próximo.
Ganar en primera vuelta
Morales, que de lograr una nueva gestión consagrará 19 años en el poder, está mejor parado. Según una encuesta realizada por la consultora Mercados y Muestras para Página Siete y Los Tiempos, el Mandatario recabaría un 33% de las intenciones de voto, mientras que Mesa sumaría un 26%.
Pero no todo es miel sobre hojuelas. La Constitución consigna que un candidato puede ganar en primera vuelta si obtiene el 50% más uno o el 40% con una ventaja de 10 puntos. Así, de concretarse las cifras, Morales se vería obligado a un balotaje y allí los resultados no lo acompañan: solo recabaría un 39% de los sufragios versus el 44% de Mesa. Su confianza está en los indecisos, que alcanzan un 26%. Sin embargo, algunas encuestas pronostican que le será muy difícil ganar en primera instancia.
La popularidad de Morales entre la población se ha visto mermada, especialmente, por ignorar el resultado del
plebiscito de 2016, en el que se rechazó cambiar la ley para permitirle postular nuevamente a la presidencia este año. Finalmente, el Tribunal Constitucional determinó en 2017 el derecho a la reelección indefinida, por lo que, pese a los reclamos opositores, el órgano electoral
avaló la candidatura del Mandatario.
Pero además, durante los últimos meses Morales debió hacer frente a la dura crisis desatada por los incendios forestales en el norte del país. Este es, quizás, el golpe de imagen más duro para el líder de 59 años, después de la derrota en la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) por su demanda en contra de Chile por la cuestión marítima. Él mismo abrió dicha herida en la última Asamblea General de la ONU: "no ha terminado la controversia", sostuvo, en relación al dictamen de hace un año.
En ese mismo foro, el gobernante aseguró estar "ganando la batalla al fuego, nuestra respuesta ha sido rápida y efectiva", pese a que las llamas han devorado 5,3 millones de hectáreas de bosque y pastizales, y de que las ONGs lo responsabilicen por el desastre.
En agosto, ante la controversia por la tardía reacción, Morales viajó a la zona de la Chiquitania y, provisto de un equipo antifuegos, se unió por momentos al combate de las llamas. Incluso, según contó, se perdió por una hora en la selva. Pero la iniciativa fue vista como una estrategia comunicacional más que como una medida efectiva.
A poco más de dos semanas de los comicios, su más reciente as bajo la manga parece haber sido manejar uno de los flamantes nuevos
vehículos eléctricos fabricados por la empresa Quantum Motors en Bolivia.
"Un orgullo boliviano", consideró el Presidente.
Para su mala suerte, un problema legal le ha impedido a estos automóviles salir a las calles del país, por lo que se comprometió trabajar por solucionar dicha traba. La última fase de la campaña ya está en curso y las jugadas políticas también.