Los senadores deberán decidir en un tribunal que preside el jefe de la Corte Suprema, John Roberts, sobre los cargos que la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, le imputó a Trump el mes pasado: abuso de poder y obstrucción al Congreso.
El juicio, que concluirá probablemente con la absolución del Mandatario, dada la mayoría republicana en la Cámara Alta, comenzó con un debate sobre las reglas del proceso que pasadas las 23:00 hora local (01:00 hora de Chile).
Mitch McConnell, jefe de la mayoría republicana, presentó la noche del lunes un plan de resolución para un juicio abreviado que en cerca de dos semanas puede despachar el proceso.
La hoja de ruta de McConnell sugiere que los argumentos se presenten en tandas de ocho horas para la acusación, un tiempo equivalente para la defensa, y 16 horas para los interrogatorios, un cronograma de última hora tras una propuesta inicial de celebrar sesiones vespertinas de 12 horas, criticada duramente por los demócratas.
Ese fue el único cambio que McConnell realizó antes de la audiencia y después dejó claro que piensa bloquear cualquier intento de los demócratas de cambiar su hoja de ruta. "La estructura básica que estamos proponiendo es tan justa como equilibrada", dijo el republicano.
Todas las enmiendas presentadas por los demócratas para emitir citaciones de testigos clave u obtener documentos fueron bloqueados por la mayoría republicana, en un indicio de que cómo se desarrollará un proceso en una cámara donde los republicanos tienen 53 de los 100 votos.
Los demócratas quieren que declaren en el juicio altos funcionarios, como el jefe de gabinete de Trump, Mick Mulvaney, y el ex asesor de Seguridad Nacional John Bolton, con la expectativa de que aporten detalles de los intercambios del Mandatario con Ucrania.
Bolton dijo estar dispuesto a testificar.
Las reglas de McConnell apuntan a hacer que el caso "sea despachado lo antes posible para encubrir sus fechorías"
Adam Schiff, legislador a cargo de la acusación contra Trump
Las bases de la acusación
Cuatro meses después de que estallara el escándalo ucraniano que llevó a los demócratas a imputar a Trump, los senadores dieron comienzo al proceso que convirtió a éste en el tercer Presidente en la historia de Estados Unidos en ser sometido a un proceso de destitución, después de Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1999.
Según la acusación, Trump intentó presionar a Ucrania para que interfiriera en las elecciones de 2020 en su favor, sugiriendo a su homólogo Volodimir Zelenski que investigara los negocios del hijo de Joe Biden, quien podría ser su rival demócrata en las presidenciales.
Los demócratas que lideraron la investigación acusaron además al Presidente de obstruir la pesquisa llevada a cabo en el Congreso al negarse a que sus principales asesores testificaran.
Y según ellos, Trump manipuló a Ucrania al retener cerca de 400 millones de dólares en ayuda militar para un país que tiene un conflicto con rebeldes prorusos en el este de su territorio.
"El puño de hierro" de McConnell
Sigue el debate del juicio contra Trump con dura pugna sobre citación de testigos
Los demócratas no han escatimado en críticas contra McConnell. El legislador Adam Schiff, a cargo de la acusación contra Trump, dijo antes del inicio del proceso que los republicanos buscan celebrar un proceso "amañado".
Después, en su alegato inaugural, afirmó que el esquema planteado por los republicanos "no tiene sentido" y está orientado a que no se expongan las pruebas y que Trump sea exculpado.
Las reglas de McConnell apuntan a hacer que el caso "sea despachado lo antes posible para encubrir sus fechorías", agregó Schiff, que lideró la investigación en la Cámara de Representantes.
Si bien los republicanos cedieron en el cronograma y mostraron flexibilidad para la presentación de pruebas de la investigación al comienzo del juicio como quiere la oposición, no hay indicios de que McConnell ceda a las demandas demócratas para que se permita citar a testigos desde el principio.
Antes del inicio del debate, McConnell, defendió un proceso abreviado y alegó que incluir testimonios de altos cargos de la Casa Blanca iría en contra de un privilegio constitucional que ostenta la presidencia.
"Ir a por estos testigos podría retrasar el juicio y arrastrarnos en una compleja batalla legal sobre el privilegio profesional", defendió McConnell, para quien esto podría tener repercusiones permanentes sobre la esencia de los Poderes del Estado y la "institución presidencial".
El senador demócrata Chris Coons dijo fuera de la Cámara que McConnell mantiene su "puño de hierro" sobre la bancada republicana.
Por su parte, Pat Cipollone, el representante legal de Trump, criticó el proceso y dijo que un juicio político partidista es como "robarse una elección".
Trump está en Davos para participar en el Foro Económico Mundial y desde donde volvió a calificar el proceso como "una caza de brujas que ha estado desarrollándose durante años".