Luego de meses de incertidumbre, este domingo finalmente los ciudadanos de
Polonia y Francia irán a las urnas para celebrar sus elecciones presidenciales y municipales, respectivamente, las que habían sido suspendidas a raíz de la emergencia sanitaria por la pandemia de
covid-19.
De esta forma, ambos países europeos se suman a
Serbia -que eligió a su nuevo Parlamento el domingo pasado- y a
Islandia -que celebró sus comicios presidenciales ayer-, en este intento de retomar las actividades y dejar atrás la crisis por el coronavirus.
Yendo ya a lo más político, ambas elecciones son vitales para sus respectivos gobiernos. Por un lado, Polonia se juega seguir bajo una administración ultraconservadora y nacionalista o por una opción más europeísta, mientras que en Francia se han tomado estos comicios como una suerte de evaluación a la labor del Presidente Emmanuel Macron.
Polonia y la posibilidad de reelegir a su presidente
Este domingo, y luego de suspender el proceso programado inicialmente para el 10 de mayo, Polonia elegirá a su presidente de entre 11 candidatos. Treinta millones de personas están llamadas a votar entre estrictas medidas de seguridad, que incluyen el uso de mascarilla, frecuente desinfección de las manos, distancia de seguridad y aforo limitado en los colegios electorales.
De todos los candidatos, los que se enfrentan con más posibilidades, según los sondeos, son el actual Presidente, el ultraconservador Andrzej Duda, y su rival liberal y europeísta, el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, quienes previsiblemente se disputarían la presidencia en una segunda vuelta el próximo 12 de julio.
El Gobierno del conservador
Partido Ley y Justicia (PiS), al que está vinculado también el Presidente Duda, ha sido objeto de duras críticas por parte de la oposición por haber esperado hasta el último momento, cuatro días antes de la fecha prevista, para retrasar los comicios.
El grupo parlamentario del PiS hizo lo posible por que las elecciones se celebrasen por correo en la fecha original, para aprovechar la buena posición de su candidato en las encuestas, pero el rechazo de la opinión pública terminó por obligar al Gobierno a ceder.
El Ejecutivo nacionalista-conservador también ha sido acusado de aprovechar un paquete de medidas para mitigar el impacto económico del coronavirus,"Escudo Anticrisis 4.0", para introducir por debajo regulaciones que endurecen las penas por insultar al presidente o practicar abortos ilegales.
Sin embargo, los partidarios del Gobierno destacan que fue
su rápida reacción ante el coronavirus la que protegió al país de sufrir males mayores: Polonia registró el primer caso de covid-19 el 4 de marzo y cerró sus fronteras con la Unión Europa el día 13 de ese mes.
Polonia comenzó la desescalada a finales de abril, y la mayor parte de los establecimientos comerciales, así como jardines infantiles, hoteles e instituciones culturales, reabrieron a principios de mayo, mientras que está previsto que las escuelas vuelvan a funcionar a partir de septiembre.
Francia y unos comicios difíciles para Macron
El pasado 15 de marzo, y con la emergencia por el covid-19 ya activada, Francia celebró de todos modos la primera vuelta de las elecciones municipales, las cuales tuvieron un récord de abstención en torno al 45%, cifra sorprendente en un país donde la participación electoral siempre es alta. El motivo principal que esgrimieron quienes no quisieron sufragar fue el temor a contraer el coronavirus.
Fue por ello que, ante este fracaso y con la pandemia acelerándose cada vez más, las autoridades decidieron postergar la segunda vuelta contemplada para días después. "Estamos en una guerra, en una guerra de salud, contra un enemigo invisible", aseguró por entonces el Presidente francés, Emmanuel Macron, quien agregó que "todas las decisiones se han tomado de acuerdo con los líderes de los partidos políticos".
Los comicios, por ende, fueron reprogramados para este domingo, con la emergencia ya controlada, según las autoridades, luego de que el covid-19 dejara cerca de 200 mil contagiados y poco menos de 30 mil muertos en Francia. Solo habrá elecciones en el 13% de las ciudades, que agrupan a
16 millones de electores, el 38% del total. No obstante,
el temor en la ciudadanía persiste, por lo que la participación amenaza nuevamente con ser históricamente baja.
Por eso, no han sido pocos los que han acusado de temerario a Macron por haberse empeñado en celebrar la cita con las urnas y mandar así un mensaje contradictorio a una población a quien el Ejecutivo no deja de recomendar una extrema prudencia.
Así, las mascarillas, el gel hidroalcohólico, la distancia entre electores y la higiene de las mesas electorales volverán a ser la norma en los 4.600 municipios en los que habrá segunda vuelta, allí donde ningún candidato logró más de la mitad de los votos en la primera.
Todo apunta a que
el Mandatario quiere dejar atrás unas municipales que le mostrarán un panorama sombrío, puesto que su partido se apresta a cerrar el ejercicio sin ninguna victoria simbólica. Si se confirma lo que apuntan los sondeos, el macronismo aspira, como máximo, a mantener
Le Havre, la ciudad en la que es candidato el primer ministro,
Édouard Philippe, que además se juega allí su futuro político.
Los ojos, de todos modos, estarán puestos principalmente en París, donde la actual alcaldesa, la socialista Anne Hidalgo -en alianza con ecologistas, comunistas y otros partidos menores de izquierda-, es la gran favorita para quedarse con el triunfo con el 45% de las preferencias, según las últimas encuestas. La jefa municipal supera así a sus dos rivales, la ex ministra de Justicia Rachida Dati, del partido conservador Los Republicanos, y la ex ministra de Salud, Agnès Buzyn, representante del macronismo, que ostentan el 34% y 18% de los sufragios, respectivamente.
