En medio de una profunda crisis económica y otra de seguridad sin precedentes, asumió el pasado noviembre Daniel Noboa como presidente de Ecuador.
El país se encuentra sumido en la violencia, con múltiples bandas de narcotraficantes que constantemente "acorralan" al gobierno.
Con su llegada al poder, Noboa presentó ambiciosos planes de seguridad para combatir el crimen organizado en el país, el que se encuentra marcado por un aumento constante en los homicidios y la desmesurada violencia dentro de las cárceles.
Sumergido en el caos, la situación del país sudamericano explotó esta semana, siendo decretado estado de excepción, medida que espera controlar la situación. Sin embargo, el panorama no es nuevo para Ecuador. De hecho, el expresidente Guillermo Lasso aplicó la medida 20 veces.
Entre los desafíos que tiene por delante Noboa, el principal es frenar la penetración del narcotráfico, los asaltos y los asesinatos. Estos últimos cerraron el año 2023 con una tasa de 44,9 asesinatos por cada cien mil habitantes, registrando la peor cifra de la historia.
Modelo Bukele
¿Cómo controlar el narcotráfico? "Modelo Bukele o un método que duraría décadas", son las dos opciones que entregó a Emol el consultor en Prevención del Delito, Sydney Houston.
La primera, aclamada por algunos y cuestionada por otros, es sumamente restrictiva y se caracteriza por imponer “mano dura” a las bandas criminales, con el actuar de las Fuerzas Armadas.
Por el momento, una actitud similar a la del presidente de El Salvador ha tenido Noboa, pero es importante estar atentos a la aceptación por parte de la comunidad ecuatoriana sobre este modelo, según reflexiona el experto.
Fortalecer el sistema penitenciario
La realidad en las cárceles de Ecuador es muy diferente a la esperada. El poder criminal suplantó al Estado en los centros, los que actualmente son controlados por las bandas narcotraficantes. Los miembros que se encuentran detenidos operan desde el interior, además de sembrar el terror, siendo en ocasiones el mismo punto central del crimen.
De hecho, según contó a DW Daniel Portón, docente de la Escuela de Seguridad y Defensa del IAEN, "las cárceles se han constituido en el epicentro del crimen. Desde ahí se activan y planifican las acciones criminales más llamativas".
Los centros penitenciarios son "lugares seguros" para las bandas, donde cuentan con toda la infraestructura de comunicación que necesitan para coordinar sus operaciones en las calles. Además, de los privilegios que existen dentro de las prisión, donde algunos reos cuentan con múltiples "lujos".
Sin embargo, diversos expertos aseguran que fortalecer el sistema penitenciario no tendría los resultados deseados, porque las cárceles ya se encuentran totalmente controladas por los bandas delictuales, por lo que "no hay vuelta atrás".
Ante esta situación, Houston aseguró que lo necesario es "comenzar de cero" con el sistema penitenciario, y no establecer medidas por encima. Además de señalar la importancia de conocer las bandas de narcotraficantes y su “tremenda” capacidad de adaptación.
Control en las fronteras
A pesar de que Ecuador es, hoy en día, un país donde se procesa, almacena y distribuye la droga, hace unos años solo era un lugar de tránsito. Ahí es donde comienza otro desafío para el actual presidente: fortalecer las fronteras y trabajar en conjunto con los países vecinos.
Y es que, con su -mencionada anteriormente- capacidad de adaptación, las bandas migran, lo que podría generar que vayan a "los países latinoamericanos que no están suficientemente preparados para combatirla", explicó Samuel Fernández Illanes, analista internacional de la Universidad Central.
"Ese es el gran desafío final que está enfrentando Ecuador en este momento (...) conviene pensar en algo para lograr coordinar entre los distintos países involucrados, y yo creo que todos los países latinoamericanos están de una u otra manera involucrados en esto, para poder tener una política común que se transforme en hechos y que no sea solamente una solución policial", profundizó.
