SANTIAGO.- Su llamado a los "cómplices pasivos" de la dictadura y el cierre del Penal Cordillera fueron los grandes hitos del Presidente Sebastián Piñera en materia de DD.HH. durante su primer mandato. Con ambos gestos, parecía cerrar –luego de años de críticas– un delicado flanco para la centroderecha.
Sin embargo, en su retorno a La Moneda, el Mandatario ha tenido que enfrentarse una vez más con un tema que ahora parece regresar con más fuerza. La renuncia del ex ministro de las Culturas, Mauricio Rojas, por sus críticas hacia el Museo de la Memoria, así lo demostró y lo obligó a reiterar sus convicciones y las de su gobierno.
A ello se sumaron los cuestionamientos de la DC a la designación de Luis Castillo como subsecretario de Redes Asistenciales, por su rol en el ocultamiento de la autopsia del ex Presidente Eduardo Frei Montalva mientras era director del Hospital Clínico de la UC. Su presencia en el gabinete también ha molestado al resto de la oposición.
Todo ello en medio de la compleja agenda que se le viene a La Moneda: La conmemoración de los 45 años del Golpe Militar, la celebración de los 30 años del plebiscito que puso fin al gobierno de Augusto Pinochet y el vigésimo aniversario del arresto del ex comandante en jefe del Ejército en Londres.
Ante dicho escenario, los expertos aseguran que tanto el Ejecutivo como la oposición tendrán que estudiar detenidamente los pasos a seguir frente a cada uno de estos hitos, con el objetivo de no cometer errores en el caso del Gobierno y de aprovechar la instancia con miras a la unidad, desde el punto de vista de la centroizquierda.
De hecho, el
cientista político y académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, recuerda que "desde un comienzo Piñera intentó parecerse al Presidente Aylwin, debido a que entró al Gobierno con una política de acuerdos y consensos".
"El gran problema es que no podrá parecerse al gobierno de Aylwin por la razón de que comenzaron a aparecer resabios de apoyo a la dictadura y de justificación o relativización de las violaciones a los DD.HH. Por lo tanto, el Gobierno tiene un campo minado que ya tuvo su primera explosión con la salida de Rojas", añadió.
En ese contexto, Morales advirtió que "eso va a impactar en los niveles de polarización de la política. Por lo tanto, la conmemoración de estas distintas fechas va a encontrar al Gobierno con una derecha que parece no entender que una cosa son las violaciones a los DD.HH. y otra muy distinta las causas de la caída de la democracia".
"Ese es el gran problema de la centroderecha en Chile, no sabe disntinguir entre dos cosas que tienen patrones distintos. Eso todavía no lo resuelven y todo lo que habían avanzado en los últimos 20 años parece que llegó a fojas cero", recalcó.
Según el analista, el episodio de Rojas y en menor medida la postura del ministro de Justicia, Hernán Larraín, por la decisión de retirar el proyecto que otorgaba beneficios para las víctimas de violaciones a los DD.HH. son "una patada en las canillas para Piñera porque él llegó al Gobierno diciendo que había una derecha renovada en ese sentido".
"Por lo tanto, estas fechas van a implicar un reimpulso de la oposición e implicar una unión. Es decir, el Gobierno está dando argumentos para que el bloque se una y pasan por las malas decisiones al momento de nombrar a sus autoridades, que no están pasados por el cedazo de la convicción democrática", enfatizó.
Otro factor de complejidad que menciona es la división que estos temas generan en Chile Vamos. "Si eso no está resuelto, entonces a Piñera no se le viene un buen periodo por lo menos en lo que a conmemoración de todos estos eventos se refiere, porque para él va a ser incontrolable que no aparezcan voces que justifiquen el Golpe, que hubiesen preferido que ganara el Si en el plebiscito y que estén defendiendo aún la obra del general Pinochet".
Una compleja oportunidad para La Moneda
En tanto, el experto en comunicación política y académico de la Universidad Alberto Hurtado, Fernando García Naddaf, coincidió en que "no es un contexto fácil el que se le viene al gobierno en este tema. En parte porque aún está en proceso de 'aprendizaje' político en materia de derechos humanos".
"El contexto cambió luego de la elección, con la incorporación de figuras ex DC al Gobierno y la aparición de José Antonio Kast. Esto permitió a la derecha moderada desentenderse de grupos que pueden encontrar justificable que un Estado moderno se involucre en violaciones sistemáticas de DD.HH.", indicó.
En esa línea, Naddaf sostuvo que "estos hechos representan un punto de inflexión que en la practica implican que Piñera debe hacerse cargo de un nuevo electorado que le da mayoría. Desde un punto de vista ideológico, le permite alinearse con el discurso de la derecha democrática liberal internacional que toma distancia de posiciones más radicales que pudiesen encontrar justificacion a este tipo de hechos".
"En consecuencia, los DD.HH. en torno a la dictadura dejan de ser el punto común, el factor ideológico que unió a la centroizquierda. Ahora la derecha puede también levantar la causa, lo que genera movimientos tectónicos políticos, tanto electorales como valóricos, en ambos lados", asegura.
Desde ese punto de vista, el académico destacó que al Gobierno "le conviene pararse en ese nuevo discurso, hacerse cargo de él: es coherente con las tendencias de sus pares internacionales, es consecuente con su electorado y debilita a sus principales opositores".
"Pero claro, debe tener ojo en la construccion de ese discurso, tanto en el lenguaje como en la práctica. Nombramientos como el de Rojas o Castillo, o los 'deslices' en el lenguaje de algunos aliados, le pueden hacer más difícil el camino", advirtió.
En tanto, el ex canciller y actual presidente del PPD, Heraldo Muñoz, comentó a este medio que ambos sectores, tanto el Ejecutivo como la oposición deben asumir la agenda que se aproxima con una mirada positiva si es que no quieren salir perjudicados de cara a la ciudadanía.
"Hay que sanar las heridas con verdad y justicia, y así ambos lados ganarían. El país ganaría. No es que no se haya hecho nada; de hecho ha habido más justicia en Chile que en muchas otros países que han vivido dictaduras. Pero los hechos recientes reabren las heridas", indicó.
En esa línea, Muñoz subrayó que "es positivo para el país y para las nuevas generaciones que haya resurgido la agenda de los DD.HH. y de la memoria. Evidentemente, este es un tema que ha unido a la oposición y ha revelado desprolijidad de parte del gobierno".
"Alguien ha asesorado mal al Presidente, o bien el decidió nombramientos sin sopesar el daño político que podrían ocasionarle", concluyó.