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Experto danés explica cómo influye el lugar donde vivimos en nuestra felicidad: "La clave es invertir en ciudades para todos"

Meik Wiking, director del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad, asegura que existe una íntima relación entre el espacio que las personas habitan y su nivel de bienestar. "Si mejoramos las casas y edificios, también mejoraremos las vidas", dice.

14 de Junio de 2019 | 06:00 | Por Consuelo Ferrer, Emol
SANTIAGO.- En la costa de Copenhague, la capital de Dinamarca, hay un sistema de piscinas recreacionales que, los pocos días del año en que las temperaturas del verano suben, los habitantes usan para bañarse. Toman impulso y, de manera amateur, en lo que solía ser un puerto industrial, practican clavados en el agua.

Es la imagen que Meik Wiking, director del Instituto para la Búsqueda de la Felicidad y autor de "Hygge: La felicidad en las pequeñas cosas" (Libros Cúpula, 2017), usa para ilustrar una realidad. "Es algo que todos podemos hacer, tengamos o no tengamos trabajo, porque es gratis para todos", explica.

"Eso significa la felicidad: crear espacios públicos geniales, que todos podamos disfrutar, seamos ricos o pobres. Es lo que los países nórdicos están haciendo bien, lo que Copenhague está haciendo bien: remover la etiqueta de precio que tiene la felicidad", cuenta.

Es miércoles y Wiking está en el auditorio de la ESE Business School de la U. de Los Andes, en el seminario "Cómo influye el lugar donde vivimos en nuestra felicidad", organizado por Inmobiliaria FG. En su exposición, el danés intenta explicar aquello que lo ha hecho ser una figura reconocida internacionalmente: cómo se puede medir la felicidad y, de esa manera, potenciarla.

"Es un fenómeno global. Creo que más y más personas están notando que nos hemos vuelto más ricos, sin necesariamente volvernos más felices. Los países han tenido un tremendo crecimiento en los últimos sesenta años, pero muchos no han logrado convertir esa riqueza en bienestar", explica.

Pero trabajar con la felicidad, explica Wiking, no significa estar en una oficina "rodeada de cachorros", sino trabajar incluso con fórmulas matemáticas. "Es darle una mirada científica", precisa. Y asegura que ser feliz es un fenómeno que empiezan a descifrar.

Entender la felicidad


Según el Informe Mundial sobre la Felicidad realizado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y la Fundación Ernesto Illy, que mide el nivel de felicidad de 156 países, Chile se ubica en el puesto 26. Es el país más feliz de Sudamérica y el tercero de América Latina, superado por Costa Rica y México.

Para Wiking, los datos muestran que las diferencias están dadas por cinco variables: el ingreso económico, el apoyo social, las expectativas de una vida saludable, la libertad para tomar decisiones, la generosidad y la libertad frente a la corrupción. "Esos factores explican el 75% de las diferencias en el nivel y es algo en lo que deberían estar pensando quienes hacen las políticas públicas", asegura.

73% de quienes son felices en sus hogares lo son en general
La evidencia demuestra, según el investigador, que el ingreso por sí mismo no puede asegurar la felicidad. "Después de cierto punto, a las personas les preocupa su posición social, por lo que parecen estar más preocupados de su ingreso relativo que del absoluto", explica. "A veces vemos países hacerse más ricos, pero no más felices, porque las personas están más preocupadas de dónde se encuentran en la pirámide social".

Y lo que menciona después Wiking sorprende: "Estoy feliz de pagar impuestos, porque los veo como una inversión en calidad de vida. Con ellos se mejoran los edificios, la infraestructura, se invierte en salud. Yo entiendo que mi felicidad no sólo depende cómo estoy yo y mi familia", dice.

"Depende también de cómo está mi vecindario, mi país, si mis compatriotas pueden ir al hospital cuando se enferman. Creo que la clave para la felicidad es esa: invertir, todos nosotros, en la sociedad, en ciudades para todos", dice. Por eso, explica, factores como la vivienda, el entorno y el transporte influyen en el nivel de felicidad de la ciudadanía.

La importancia del hogar


La semana pasada, el instituto que Wiking dirige publicó un estudio realizado a 14 mil personas en diez países, donde buscan entregar luces sobre cómo los hogares impactan el bienestar personal. "Pasamos más tiempo en nuestras casas que en cualquier otro lugar", explica. "La principal conclusión del reporte es que nosotros le damos forma a nuestros hogares y ellos nos dan forma en respuesta".

"Si miramos todos los diferentes factores que la afectan —ingresos, empleo, relaciones interpersonales—, el 50% de toda nuestra felicidad está directamente relacionado a cuán felices estamos con nuestras casas", asegura Wiking. "Lo que pudimos ver es que si las personas son felices con sus hogares, lo son con sus vidas en general. Por lo tanto, mejorar casas y edificios también significará mejorar vidas".

"Nos hemos vuelto más ricos, sin necesariamente volvernos más felices. Los países han tenido un tremendo crecimiento en los últimos sesenta años, pero muchos no han logrado convertir esa riqueza en bienestar"

Meik Wiking
En ese sentido, son cinco las emociones que deciden cuán felices se sienten las personas en sus casas: comodidad, orgullo, identidad, seguridad y control. "Estar orgullosos de nuestras casas es importante. Nos gusta invitar a nuestros amigos y mostrarles la casa donde vivimos, también tener un lugar donde puedas llegar, cerrar la puerta y desconectarte del mundo afuera", señala.

También explica el significado de "control". "No importa tanto si la casa es tuya o si la arriendas, sino tener la capacidad de impactar y cambiar tu hogar, e identificarte con ella: ¿la ves como una extensión de ti mismo, que le muestra a tus amigos y familia cómo eres?", plantea.

Según el director de Arquitectura en la U. Católica, Luis Eduardo Bresciani, a esto se añade el factor de la densidad. "Los lugares menos densos, como los suburbios, no generan felicidad, porque generan aislamiento y familias que no se conocen", asegura. Ahí también juega un rol el espacio público y las áreas comunes.

"El problema no es la cantidad de espacio público sino el acceso a él. Un estudio en Manhattan demostró que la gente no se sentía tan feliz por tener el Central Park a varias cuadras, sino que quería tener una plaza en la cuadra siguiente. Ahí es donde se generan lugares de encuentro, espacios de confianza. Los buenos espacios públicos generan personas más felices", enfatiza.

El factor transporte


Antes de que Wiking comenzara su presentación, también participó del seminario la ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, quien contó una vivencia personal: el pasado domingo, paseando por la Avenida El Bosque, se encontró con un paisaje otoñal que quiso retratar con una foto. Pensó que podía hacer un ejercicio para usar en el seminario.

"Decidí ir a otros lugares de la ciudad y tomar otras fotos, y a veinte minutos de ese lugar encontré esto", dijo al proyectar una imagen tomada en Renca, donde se ve una calzada sin acera, y cubierta de basura en el costado. "Estas brechas hay que cerrarlas, porque la diferencia es muy grande", aseguró.

"En El Bosque hay vereda, las personas pueden caminar, está bien iluminado, bien equipado. En Renca ni siquiera se puede caminar muy bien, entonces el que vive ahí siente que no tiene luz, que a nadie le importa. Lo que recibe como mensaje de la ciudad es un insulto, un desprecio", comentó.

Por eso, aseguró, el ministerio también tiene un rol en contribuir a la felicidad. "El suelo urbano es cada vez más escaso, las viviendas son más pequeñas, el patio propio es un lujo que muy pocos van a poder tener y la vida se va a hacer mucho más puertas afuera. Por eso tenemos que tener espacio público de buena calidad, muy bien equipado", afirmó.

"Eso estamos haciendo: priorizar el espacio vial para el transporte público en superficie, el masivo en subterráneo, tener una parte limitada para los automóviles y después un espacio mucho más grande para los modos no motorizados y las caminatas. Creemos que eso es lo que necesita la ciudad para moverse mejor y compartir el espacio de manera más armónica", añadió.

La ministra también mostró una tercera foto: una tetera pintada con la frase "la calle es mi patio", que le regalaron porque, aseguró, suele decir la frase a menudo. "Eso refleja la acción por la que estamos trabajando. Estamos buscando que ese patio sea armónico, de buena calidad... que el transporte funcione, pero que también las personas sean más felices", concluyó.
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