El acuerdo por un proceso constituyente 2.0 lleva menos de una semana sobre la mesa y ya "se puede caer". Así lo advirtió en estos días la presidenta de la Federación Regionalista Verde Social, Flavia Torrealba, que además se sumó a las críticas de Comunes y del PC sobre el diseño del mecanismo de redacción de la nueva Constitución, que estos mismos partidos firmaron el lunes.
"Estamos frente a un proceso que está cuestionándose desde el origen y es ahí donde tenemos que tener cuidado, porque pudiera ser que si se deslegitima esta nueva etapa, esta estructura que nos estamos dando a partir del acuerdo, podríamos llegar a no tener una nueva Constitución", advirtió en conversación con Emol.
"Tenemos que tener cuidado con las formas, aceptar que el Congreso pueda revisar el acuerdo de los presidentes de partido, lo que firmamos y le presentamos al país. Sin duda que ahí hay una legitimidad democrática en esta Cámara de Representantes para validar e iniciar esta tramitación legislativa, que es una condición para que el proceso siga", sumó.
Este tipo de declaraciones, ratificadas por parlamentarios de su colectividad, fueron desdramatizadas por Apruebo Dignidad, pero duramente cuestionadas en Socialismo Democrático esta semana, partiendo por el presidente de la Cámara, Vlado Mirosevic, que aseguró que plantear hacerle cambios al acuerdo es salirse de él.
El perfil de Torrealba
Torrealba fue electa presidenta de la FRVS desde junio de este año y ocupó el lugar que antes tenía su cónyuge, el diputado Jaime Mulet, que en el último año ha estado complicado con una investigación en la que se lo vincula a cohecho en Atacama.
Antes de eso fue secretaria general y vicepresidenta de la colectividad, que nació en 2017 y de la que es fundadora. El año pasado fue candidata por el partido a la Convención Constitucional por el Distrito 4 en la lista de Apruebo Dignidad y logró 4.550 votos, más que otros convencionales que resultaron electos, pero no fue suficiente para ocupar un escaño.
Durante la negociación por el proceso constituyente fue portavoz de una de las posturas más duras, sobre que el proceso debía ser con un órgano 100% electo y sin espacio para que los designados tuvieran incidencia en el texto final, lo que no se terminó respetando en la fórmula acordada por los partidos.
También proponían que el ente redactor tuviera un número de integrantes más holgado, con un sistema como el de la Cámara de Diputados, con el fin de darle mayor representación a las regiones y a los partidos chicos, lo que también fue desoído.
Esta semana, además, en entrevista con El Mostrador aseguró que para que el acuerdo "no se detenga" es fundamental que la "derecha económica" manifieste su voluntad de sacar adelante la reforma tributaria y la de pensiones, cuestión que no aparece en el documento firmado ni se había planteado como condición.
"No es por una cuestión antojadiza. Estamos llevando a la ciudadanía por un proceso constituyente que no es parte de las urgencias que aparecen en las conversaciones y movilizaciones. Para resguardar la confianza de la ciudadanía en el sistema político, este debe responder de manera adecuada a sus demandas", dijo.
Pero desde el oficialismo recalcan en privado que los dichos de la presidenta FRVS no están en la línea de lo que fue la negociación y que le está poniendo más "pelos en la sopa" al acuerdo.
De hecho, no es la primera vez que Torrealba se separa de las declaraciones del grueso oficialista, lo que ha incomodado en otras oportunidades a distintos sectores de la Alianza de Gobierno. Los primeros días de noviembre señaló a El Mercurio que "el momento constituyente ya no existe", lo que fue cuestionado tanto por el Socialismo Democrático como Apruebo Dignidad, e incluso por la ministra Segpres, Ana Lya Uriarte.
En ese sector también remarcan que Torrealba no tuvo un rol protagónico en la conversación constituyente, pues no formó parte de la mesa negociadora más pequeña ni del grupo aún más chico que estuvo en los últimos días afinando los detalles, sino que los dirigentes del FA y del PC que sí estaban la mantenían informada.
En cambio, su lugar estuvo en las reuniones amplias, donde participaban todas las colectividades, pero en Socialismo Democrático recuerdan que por la cantidad de integrantes que había en esas reuniones no intervenía mucho, y que cuando lo hacía tenía declaraciones relacionadas al origen del estallido social y a la necesidad de escuchar lo que planteaba la ciudadanía al respecto.
En esa línea, en una de las primeras reuniones, el 7 de septiembre, planteó a los demás que una condición para las negociaciones era "que se reconozca que tuvimos una derrota electoral pero no cultural, porque la agenda progresista se instaló no solo en los partidos del mundo progresista sino que fue abrazada por los partidos de la centroderecha y derecha", según comentó ella misma en un punto de prensa.