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"Me dejaron sola": El relato de las víctimas que lo perdieron todo y cuidan sus escombros para poder venderlos por kilo

A tres días de iniciada la emergencia, los afectados demandan por camiones para retirar los deshechos y materiales para construir viviendas de emergencia. Muchos lloran a sus mascotas.

06 de Febrero de 2024 | 08:00 | Por Marcelo Silva, desde Viña del Mar y Quilpué
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Un afectado por el incendio trabaja entre los escombros.

Aton
El viernes 2 de febrero fue un día particularmente caluroso en Viña del Mar y Quilpué. La sensación térmica sobrepasó los 30°, en una zona donde el clima normalmente es regulado por la costa y la nubosidad que combaten las altas temperaturas. Aquella jornada de sol intenso inició con un lejano incendio forestal en la Reserva Nacional Lago Peñuelas que rápidamente se diseminó por las poblaciones más cercanas al bosque para luego adentrarse en la ciudad.

En cuestión de horas, El Olivar, El Salto, Achupallas, Villa Independencia y Paso Hondo en Viña del Mar; y Pompeya Norte y Sur en Quilpué fueron arrasadas por las llamas.

En esta última población vivían junto a su numerosa familia Pedro y Daniel del Pino, ambos cuñados. Relatan que a las 06:00 PM el fuego hizo cenizas sus viviendas que habitaron por décadas. "Aquí lo único que pensé era arrancar. Mi perrita murió quemada. El fuego estaba para allá -apunta hacia el sur- y en cinco minutos llegó y dejó todo quemado. Aquí el viento era de cien kilómetros por hora, remolinos por todas partes. Barrió con todo", cuenta Daniel, de 64 años, que llegó a Quilpué durante su juventud junto a sus padres.

"Esto es puro fierro. No es mucha plata venderlo pero a nosotros nos va a servir para comer todos los días nuevamente"

Jenny Fuentes, damnificada en Pompeya Sur
Transitar por Pompeya Sur, a dos días de la tragedia, es complicado. Las calles están repletas de escombros y las pocas casas que lograron salvarse sirven como centros de acopio y refugios para los afectados que no quieren salir de su vecindario para salvaguardar sus terrenos. Pedro reclama que la Municipalidad no ha concurrido a ofrecer ayuda: "Nosotros estamos todos los días aquí y ninguna persona ha venido de la municipalidad". Recalcan que toda la ayuda que han recibido ha sido de voluntarios que se han acercado a la zona cero para retirar escombros y entregar agua, comida y ropa.

Lo mismo manifiesta Jenny Fuentes, dueña de un calcinado minimarket del sector. "No han venido ni siquiera de la municipalidad a ayudar a limpiar el desastre". Al lado de su terreno están los refrigeradores y congeladores con que mantenía sus productos para vender. Hoy yacen en el suelo con el riesgo de atraer roedores. Para ella urge la necesidad de un camión que retire todos esos escombros y así poder edificar nuevamente su vivienda y su lugar de trabajo.

Jenny no solo sufrió la pérdida de su propiedad, también la de sus mascotas, 13 gatos y dos perros. Denuncia, desesperada, que "el Estado quemó mi casa. Me dejaron sola, cortaron el agua. Si hubiera habido agua yo me quedo defendiendo mi casa. Traté de salvar a mis mascotas y no encontrarlos dentro de una casa llena de humo se me rompió el corazón".

En Pompeya Sur, sus pobladores piden materiales para construir viviendas de emergencias y así no pasar la noche al intemperie. Se niegan a abandonar sus terrenos por miedo a que "se los tomen" o que personas se lleven los restos de escombros que sirven para venderlos por kilo. "Esto es puro fierro", exhibe Jenny, "no es mucha plata venderlo pero a nosotros nos va a servir para comer todos los días nuevamente. Muchas personas se están viniendo a aprovechar".

Vecinos en Pompeya Sur, Quilpué.

En Paso Hondo, límite entre Viña del Mar y Quilpué, habita Silvia Maturana, en un terreno heredado por sus padres que comparte con su sobrina y donde mantenía 50 perros a su cuidado. "Se quemaron 20 y los que sobrevivieron están siendo atendidos por veterinarios para ver sus heridas".

Su terreno quemado pasa desapercibo. Alrededor de ella hay casa que lograron subsistir al fuego. Para atraer a voluntarios instaló un improvisado cartel: "Necesitamos ayuda". Relata que el fuego llegó por atrás de su casa y que en pocos minutos "agarró la de mis vecinos y la mía. Yo me metí a sacar a mis mascotas que tenía adentro. Quedé con varias quemaduras porque me metí a sacarlos". La mayoría de sus animales eran recogidos de la calle y los mantenía con sus propios recursos. "Mis perros estaban acá y no salían. Yo les abrí la puerta pero no quisieron salir, no hubo caso".

Silvia ha sido contactada por la Municipalidad de Quilpué para recibir ayuda para la compra de alimentos para perros y gatos. Valora el aporte que ha recibido de estudiantes de Veterinaria, que se han acercado para tratar a sus animales afectados. "A veces mi refrigerador estaba pelado, pero estaban los sacos de alimentos. A mi me pagaban el sueldo y todo se iba para ellos. Hoy necesito agua para mis perros".


El Olivar es una de las poblaciones más populares y habitadas de Viña del Mar. El fuego arrasó con gran parte de sus viviendas, quitándole el colorido característico del lugar. Aquí residen Elsa Castro y Roberto Azueta, vecinos que comparten el mismo terreno -ella vive en el primer piso y él en el segundo- desde 1988, cuando estas viviendas sociales fueron entregadas por el Gobierno de turno.

Elsa relata que el incendio llegó pasada las 19:00 horas. "Todo se oscureció. Pensamos junto a mi hija que era un incendio en el Jardín Botánico, algo típico. Luego comenzó a sonar la alarma para evacuar El Olivar y se cortó la luz. Nos asustamos y tiramos agua al patio, cuando de repente sentimos como un remolino y comenzó a caer brasas. Ahí salimos junto a mi hija". Tras volver, encontró su casa en cenizas.

A diferencia de Pompeya, en El Olivar algunos vecinos han entregado los escombros como latas y fierros: "La basura de uno es tesoro para otros", afirma Roberto. En la zona aún abunda desechos como bloques de cemento y ladrillos, por lo que esperan que por camiones para poder despejar la vereda.

"Y lo prioritario aquí es que venga algún experto para que comenzar la etapa en demolición", adhiere Roberto, quien lamenta profundamente los recuerdos que perdió por el fuego como fotografías y objetos. "Eso es lo que nunca más podré recuperar".

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