Pese a que sus líderes ya se han reunido para conversar el asunto y que se acerca el plazo para inscribir las primarias, el Partido Comunista (PC) aún no ha definido quién será su candidato presidencial.
Según consignó El Mercurio el sábado, en la disidencia interna comentan que hay razones para el aplazamiento. Con Daniel Jadue complicado por si situación judicial -está con arresto domiciliario-, Jara aparecería como la figura más fuerte de la tienda.
Si bien ella tendría dos ventajas (buena relación con el resto del oficialismo y puede hacer campaña territorial), su nombre no sería el favorito, ni del sector que actualmente controla la directiva del partido, ni de quienes rodean al propio Jadue. Según ha trascendido, verían a Jara su grupo como "socialdemócratas" o "frenteamplistas".
Así, muchos de aquellos dirigentes considerarían que al lanzarla como candidata, tomaría un mayor liderazgo interno y se convertiría en un contrapunto a la actual conducción. Y agregan que hacerla crecer internamente, sabiendo que tampoco ganará la elección, es un costo que no se justifica.
Por otro lado, el medio Ex-Ante publicó que Jadue le habría exigido al presidente del PC, Lautaro Carmona, bajar la postulación de Jara si él tampoco era candidato. Aquello fue desmentido por el líder comunista quien advirtió que "el PC no tiene por método los ultimátum".
En ese sentido, Mario Herrera, académico del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, sostiene que "la pugna Jara y Jadue refleja dos posiciones en un partido que tradicionalmente se consideró como altamente disciplinado. Durante todos estos años estuvieron presentes dos generaciones en el PC. Los sectores más tradicionales, que hoy respaldan a Jadue, y los sectores de renovación, que hoy podrían apoyar a Jara. A estos dos sectores los unía Tellier. Tras su fallecimiento, emergen estos dos grupos, sin alguien que los una y con posiciones distintas. Mientras el sector de Jara busca mayor acercamiento con el Socialismo Democrático y el Frente Amplio, para Jadue el camino pasa por un mayor protagonismo del partido".
La salida a este asunto, dice que "pasa por el proceso interno del partido y por el calendario electoral. Si el resto de los partidos de gobierno comienzan a definir candidatos, eso apurará los tiempos para que el PC logre una definición".
Tomás Duval, analista político y académico de la Universidad Autónoma, asegura por su parte que "las decisiones que debe tomar el PC no son solamente de la probable persona que asuma una precandidatura presidencial, sino también de los contenidos, propuestas, acciones, alianzas estratégicas y línea política que el partido, luego de integrar este Gobierno, seguirá en el futuro próximo, donde lo más probable es que pase a formar parte de una oposición y disputar espacios en la izquierda especialmente con PS y FA".
De ahí, indica "que esta tensión interna se expresa de cierta forma en las figuras de la ministra Jara y el exalcalde Jadue, que reflejan este escenario. Quizás, y sólo una hipótesis, ninguna de estas candidaturas sea la que finalmente levante el PC, que podría estar mirando también a otra persona como a su secretaria general para asumir este desafío".
Por último, Marco Moreno, director del Centro Democracia y Opinión Pública de la Universidad Central, advierte que "el PC está en una encrucijada que ya no admite más dilaciones. La indefinición entre Daniel Jadue, con peso en las estructuras internas, pero enfrentando un escenario judicial incierto, y Jeanette Jara, mejor posicionada ante la ciudadanía, empieza a generar tensiones no solo dentro del PC, sino también en el oficialismo.
"En La Moneda, y en otros partidos, preocupa que Jara siga actuando como ministra mientras crece la percepción de que ya está en campaña. Con el plazo para inscribir las primarias fijado para el 30 de abril, la presión se intensifica. El PC debe resolver pronto su carta presidencial si quiere llegar con fuerza y legitimidad a la competencia interna del oficialismo y evitar un costo político mayor por una decisión postergada", agrega.
Por último, asegura que "la pugna no es solo de nombres, sino de enfoques: pragmatismo frente a ortodoxia. La tensión revela la dificultad del PC para adaptarse a las lógicas de competencia del sistema presidencialista, sin fracturar su cohesión interna".