Proba-3: Cómo es la misión espacial europea que busca simular eclipses para estudiar la corona del Sol
Este miércoles serán lanzados los dos satélites que buscan replicar el efecto de los eclipses, para poder observar y estudiar detenidamente la tenue atmósfera que circunda la estrella.
La misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea despega este miércoles a las 08:45 horas de Chile (11:45 GMT) desde la India, con dos satélites que simularán eclipses a la carta para profundizar en el estudio de la tenue atmósfera que circunda el Sol -la "corona"-, que sólo es visible desde la Tierra durante breves instantes cuando se produce un eclipse solar de forma natural.
En la misión participan dos naves, una con un "coronógrafo" para captar imágenes de altísima calidad de la corona del Sol y otra que actuará como "ocultadora". Para ello volar coordinadamente en formación y con una precisión milimétrica mientras orbitan la Tierra a una velocidad que oscilará entre 1 y 10 kilómetros por segundo; unas características que según los responsables de la misión suponen un hito para la astronomía y la ingeniería espacial.
El lanzamiento será desde el Centro Espacial Satish Dhawan, cerca de la ciudad india de Chennai, donde durante los últimos días ha superado las pruebas previas y los dos satélites se han acoplado a un lanzador de la Organización India de Investigación Espacial (ISRO), que posee la potencia necesaria para ascender hasta 60.000 kilómetros de distancia de la Tierra antes de situarse a solo 600 kilómetros. La misión Proba-3 cuenta con un presupuesto que ronda los 200 millones de euros y participan unas cuarenta compañías de 16 países.
¿Por qué es importante estudiar la corona solar?
Porque es la fuente de gran parte de la actividad solar y puede influir en la Tierra.
En particular, están las llamadas "eyecciones de masa corporal", que son expulsiones de plasma solar que llevan mucho material al espacio planetario, incluido campo magnético y partículas cargadas, explicó la científica de la ESA Anik de Groff.
Imágenes de los satélites de la misión. | EFE/Redwire Space/ESA
Esas eyecciones pueden impactar en la magnetosfera de la Tierra (la capa exterior de la atmósfera y que protege de las radiaciones).
Es así como se pueden provocar tormentas geomagnéticas, que en ocasiones afectan a las comunicaciones por radio, a los sistemas de navegación, a los satélites o a las redes eléctricas.
Por otro lado, algo "positivo" de esas expulsiones son las auroras boreales que producen, un verdadero espectáculo visual.
¿Cómo operarán los dos satélites para completar la misión?
Cuando estén en órbita, los dos satélites permitirán observar de forma prolongada la tenue atmósfera circundante del Sol (su corona), que hasta ahora solo era visible durante unos breves instantes en los eclipses solares terrestres.
Para conseguirlo, la sombra que se proyecta entre ambos satélites debe permanecer en una posición precisa.
Esto significa que deben volar de manera autónoma y en formación con una precisión de tan solo un milímetro -el grosor de una uña-.
Una de las naves llevará un instrumento (coronógrafo) para captar imágenes de alta calidad de la corona del Sol.
Render digital de los satélites que se usarán en la misión. | ESA
La otra (que actuará como "ocultadora") se interpondrá entre ella y la estrella para crear eclipses artificiales "a la carta".
Cada una de ellas funcionará además como un robot autónomo e inteligente capaz de calcular su posición y su trayectoria respecto a su "compañera" de forma constante y sin apoyo de operadores humanos desde la Tierra.
Proba-3 es la tercera misión de la Agencia Espacial Europea de la serie PROBA (Project for On-Board Autonomy) para poner en órbita satélites de bajo costo y demostrar en vuelo nuevas y avanzadas tecnologías de muy alta precisión.
Estos avances podrían permitir en el futuro desarrollar grandes infraestructuras espaciales -como telescopios- que operen con componentes separados y desde diferentes naves.
Los satélites orbitarán la Tierra durante aproximadamente un año y medio.
En este tiempo, podrán simular unas 1.500 horas de eclipses solares.
Al final de la misión, las dos naves se desintegrarán en su reentrada en la atmósfera terrestre, de forma que no se generará basura espacial, siguiendo con la política de la Agencia Especial Europea.