Ligada al mundo de la Concertación desde siempre, con militancia socialista al igual que su marido, desde el retorno a la democracia se ha mantenido vinculada al servicio público.
Acompañó a Soledad Alvear en el Servicio Nacional de la Mujer, Sernam, en los tiempos de Aylwin, y luego, en el mandato de Frei Ruiz-Tagle, estuvo a la cabeza de la Fundación Integra, dedicada a la familia.
Experiencia tenía en estos campos porque, mientras vivió en Italia, trabajó en varios organismos internacionales dedicados a la mujer.
-¿Cómo ves la situación de la mujer chilena hoy?
“La mujer ha avanzado enormemente en su conquista a nivel de las leyes, que no es lo mismo que a nivel de la cultura y la representación. Hemos avanzado en esto último, pero igual siguen habiendo muchas menos mujeres en los cargos de mayor responsabilidad y todavía hay diferencia en los sueldos”.
No se detiene para mencionar entre las mejoras la derogación del adulterio, la consagración del acoso sexual como delito, la dictación de una ley contra la violencia intrafamiliar, la ley de divorcio y la creación de tribunales de familia.
-Pero, ¿en la práctica política?
“Hay un mayor reconocimiento por la forma como hacemos política”.
-¿El modelo no sigue siendo machista?
“Sigue siéndolo, pero menos que antes”.
-¿Te inclinarías por una ley de cuotas?
“No, ahora no; en un momento sí, pero hoy no soy partidaria”.
No tiene una explicación muy convincente para despejar por qué no ha dado el paso hacia la política de representación popular. “No lo descarto, pero tampoco lo tengo como una obsesión… También, si tienes marido senador, quizás, inconscientemente se hizo más compatible la vida familiar conmigo en un cargo público”, afirma.
Reconoce que cuando sus hijas eran más chicas, tal vez eso pudo ser un impedimento para dar el paso. Pero ahora que las tres son adultas, no es motivo. “En esta etapa de la vida podría ser, pero no es mi aspiración en este minuto. Añoro –pero no me va a resultar- tener una vida más tranquila, menos estresante, estar más con mi nieta, pero nunca he dejado de trabajara y no creo que me vaya a resultar”, dice.
-¿Cómo ves el futuro de las precandidatas de la Concertación?
“Tener una candidata mujer ha sido más difícil de lo que pensaba. Qué ha sido feroz, sobre todo para la Soledad (Alvear), lo ha sido. Ella ha sido víctima de un maltrato impresionante.
“Considero que la Soledad es una mujer que ha sufrido en carne propia, más que nunca, dentro de su partido, el machismo. A la Michelle (Bachelet) se le dio distinto”.
-¿Eso por qué? ¿Porque los socialistas son más progresistas?
“No, en este campo, no. Creo que porque la popularidad de la Michelle era demasiado evidente y era difícil peleársela. No creo para nada que en ese sentido los PS y PPD sean menos machistas.
“El tema del machismo es súper transversal y para la Soledad fue duro. Para ella fue absolutamente inesperado lo ocurrido. Ella es muy potente, muy reconocida en su función pública y dentro de la DC se le dio esto tan áspera”.
-¿Esto te frustra más como mujer que como concertacionista?
“Lo que me daba rabia era como explicabas al país que la Soledad no fuera nominada. Me da rabia como mujer y como concertacionista, porque no se estaba tomando en cuenta la opinión de la gente, se estaban resolviendo las cosas de una manera tan anticuada, entre cuatro paredes, de forma tan poco transparente. Eso con un hombre no habría pasado”.
