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La salud viene con los minerales

Está comprobado que el agua de origen termal, envasada como bebida o en un baño caliente, reporta enormes beneficios para la salud. La principal razón: le devuelve al organismo los minerales que pierde en su quehacer de todos los días.

21 de Febrero de 2005 | 13:30 |
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El agua es el alimento esencial para la vida. Una persona puede no comer durante varios días, pero no puede pasar más de 48 horas sin tomar agua, y sin que eso ponga en riesgo su vida. Y si bien el agua potable ya es beneficiosa y necesaria, existen otras que pueden ser verdaderas curas de saludpara el organismo, son las nunca bien ponderadas aguas minerales.

Guillermo Figueroa, jefe del Laboratorio de Microbiología del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos Universidad de Chile (Inta), explica que el agua es tan vital para el ser humano, que es incapaz de sobrevivir sin ingerirla. "Su metabolismo requiere de grandes cantidades de agua, por tanto, cualquier esfuerzo que se haga por aumentar su consumo es positivo. Ahora, si a la hora de escoger qué beber se prefiere el agua mineral, los beneficios son mucho mayores".

El experto de la Universidad de Chile sostiene que este tipo de agua contiene una combinación mayor de sales minerales, lo que la hace ideal para reponer las pérdidas generadas por el quehacer diario, sobre todo en quienes realizan mayores esfuerzos físicos, ya sea en su trabajo o por deporte. "Por lo tanto, beber agua mineral es el mejor consejo que se puede dar a la población", advierte Figueroa.

Respecto a la disyuntiva de reemplazarla por agua potable, el especialista del Inta es bastante claro: la mineral es lejos mejor. ¿Por qué?, bueno porque ésta no contiene cloro libre, a diferencia de la potable que ante la ley se define como tal precisamente por ser clorada. "Esta sustancia es fuertemente tóxica para bacterias, virus y muchos parásitos, sin embargo, su consumo habitual no es necesariamente beneficioso para la salud de las personas.

Es más, aunque todavía no hay estudios consistentes que demuestren el riesgo cancerígeno de la cloración del agua, en Estados Unidos y Canadá se ha observado cierta asociación entre subproductos de cloración y el cáncer de colón, esófago, mama, hígado y riñón".

En este sentido, no hay que creer que se trata sólo de un problema extranjero, ya que en nuestro país hay sectores que están consumiendo aun más cloro del permitido. Recientes investigaciones del Inta en algunas comunas de Santiago muestran concentraciones de cloro muy altas: 0,49 y 0,82 mg/l, aun cuando el límite recomendado para una desinfección adecuada es hasta 0,2 mg/l.


¿Y las termas?

Creer que sólo podemos sacar provecho de las propiedades de las fuentes termales al tomar estas bebidas es un error. Existen otras formas, por ejemplo, los baños de inmersión y los fangos.

Alguien que sabe bien de esto es Fernando Pita, médico biofísico cubano y asesor de Termas de Puyehue y de otras en el extranjero. Según explica, el contacto con agua termal tiene enormes beneficios para el organismo determinados por su composición química, la temperatura y su radiactividad. Esto último significa que cuando el agua emana de la tierra viene con cantidades importantes de radón, el que en dosis bajas actúa como sedante sobre el sistema nervioso central.

"Por otra parte, agrega el médico cubano el agua de origen termal tiene una composición cualitativa similar al del plasma sanguíneo, y se supone que por eso favorece el equilibrio de la concentración de distintas sustancias presentes en el organismo". Agrega que no todas las aguas termales son igualmente buenas para todas las personas.

Para alguien con problemas cardiovasculares, por ejemplo, no se recomiendan las muy saladas, por lo que en ellos las fuentes marinas estarían contraindicadas. Lo mismo para personas con artritis, quienes deben preferir las termas de mineralización media.

En cuanto a la importancia de la temperatura del agua, Fernando Pita aclara que el agua caliente facilita el intercambio de minerales entre el agua y el organismo. Así salen algunos, y penetran aquellos compuestos que más se necesitan. "Esto, a su vez, estimula los sistemas de reparación naturales de la persona, lo que se traduce en una mejora del estado general de salud".

En este mismo sentido, se sabe que la alta temperatura de estas aguas provoca ciertos efectos a nivel físico, ya que produce una vasodilatación periférica, con la cual se mejora la oxigenación de los tejidos. También da origen a la liberación de substancias de acción antiinflamatoria y calmante del dolor, lo que se traduce en una mayor relajación muscular, y una agradable sensación de bienestar.

Respecto a la duda, ¿es lo mismo darse un baño o que cubrirse con barro termal?, el especialista cubano sostiene que no son equivalentes. "En el caso del fango hay una mayor concentración de minerales y el calor se transmite más lento que en el agua. Esto significa que se puede usar un barro a 40 grados y la persona percibe una temperatura menor, no siente que le quema, aunque así lo sea. Es por eso que hay que ser cuidadoso, ya que se podría saturar el organismo".

Finalmente, el especialista en biofísica agrega que no porque las termas sean buenas hay que abusar, los baños no deben exceder la media hora, no hay que darse más de dos al día, y la temperatura no debiera exceder los 37 grados.

En relación a lo positivo que puede ser aumentar el consumo de agua mineral, dice que con ello no sólo se favorece la eliminación de toxinas y la limpieza general del cuerpo, sino que además, se aleja el fantasma de la deshidratación, que tantos estragos causa a nivel de piel y de su funcionamiento.

El experto del Inta aclara que el agua mineral contiene una combinación de sales minerales que la hacen ideal para reponer las pérdidas generadas por el quehacer diario, sobre todo en quienes realizan esfuerzos físicos
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