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La sexualidad de los chilenos cambió

El modelo tradicional está obsoleto; ahora ella exige y él debe responder, lo que le genera gran ansiedad.

09 de Febrero de 2005 | 18:40 |
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Tener un amigo gay pasó a ser algo quizás más cotidiano que tener una amiga virgen. Tampoco ya es extraño incursionar en el sexo antes de cumplir la mayoría de edad, encontrarse con una mujer que exige su derecho al placer o un hombre más conectado con su afectividad.

Aventurarse a definir el nuevo perfil sexual del chileno no es tarea fácil, pero lo cierto es que los distintos procesos de modernización en la vida social y económica del país han generado cambios significativos en la intimidad de las personas.

Fernando Urra, psicólogo de la Universidad de Santiago, opina que uno de los cambios más importantes es el inicio de las conductas sexuales más prematuramente: hoy, la edad promedio es de 16,2 años en los hombres y 17,8 en las mujeres. Es decir, antes de tener derecho a votar o sacar licencia de conducir, ya muchos han ido a la cama.

Asimismo, un estudio realizado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) con mujeres de distintos niveles socioeconómicos, pero con pareja estable, señala que existe una aceptación generalizada de las relaciones prematrimoniales.

Dos aspectos que el especialista relaciona con que "hay un acercamiento más directo y abierto a los temas de la sexualidad entre la gente". Pero advierte que, "aunque se habla más de la situación, eso no significa que se converse mejor que antes".

Una de las principales conclusiones es que para comprender la experiencia de la sexualidad desde el punto de vista masculino y femenino, los patrones tradicionales ya no son aplicables.

En otras palabras, los significados y las prácticas sexuales de unos y otras no responden plenamente al "modelo" tradicional, como explica el psiquiatra Rodrigo Rosales, de la Universidad Católica. "Hay nuevas formas y conductas alternativas para vivir ese modelo". No obstante, "entrar en contradicción con él puede generar una crisis y angustia en quienes se atreven a hacerlo".

Los especialistas reconocen que, actualmente, hay una expectativa muy alta de lo que debe ser la sexualidad: tener una vida sexual sana, frecuente y gratificante pasó a ser un valor cultural.

Por una parte, la situación social de las chilenas cambió a partir de su gradual incorporación al trabajo y al aumento en los niveles de escolaridad, comenzando a ocupar espacios que tradicionalmente eran masculinos.

"En un intento por cumplir con nuevos roles sociales, han incorporado también un desempeño más activo en el ámbito sexual. Hoy aparecen como alguien más demandante y que puede tomar la iniciativa", explica Rodrigo Rosales.

Estas exigencias, inevitablemente, hacen que los hombres se sientan más presionados, y con temor a no responder como corresponde. "La gran mayoría de los hombres que consultan a nivel psiquiátrico por cuadros depresivos o de angustia, tienen debajo una crisis porque su forma de ser hombres está en juego".

Por otro lado, ellos también tienen una menor disociación entre la experiencia sexual y la afectividad. "Los afectos son incorporados y valorados como requisito o condición de una relación sexual y de pareja satisfactoria", dice el psicólogo.

Así, aunque aún persisten supuestos culturales que plantean que las mujeres tienen intimidad con las personas que aman y que en cambio los hombres viven su sexualidad con quien pueden, la realidad muestra un cambio.

"No hay duda de que los chilenos miran hoy la sexualidad de una manera más abierta que ayer", dice Fernando Urra. Y ello se manifiesta en el aumento de la conciencia de la ciudadanía sobre la necesidad de la educación sexual, de la planificación familiar, de la protección de las relaciones sexuales o de la prevención de enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo.

Sin embargo, pese a ese interés, aún persiste un grave problema de desinformación, lamentan los especialistas.

Según una encuesta de la Fundación Futuro, el 37,8 % de las personas consultadas se sienten desinformadas en el tema sexual, mientras que el 44,5% se sienten más o menos informadas. "Los que más colaboran en la educación sexual son los amigos, el colegio, la televisión y los padres".

Pero lo peor, según el psicólogo, es que este mayor acercamiento a las temáticas sexuales sigue siendo muy inmaduro y pueril en algunos sectores de la población.

"Los medios han incorporado un montón de temas relacionados con esto; no es extraño ver en pantalla a un figura que reconozca su homosexualidad o múltiples desnudos", precisa. "Pero a veces se trata de mostrar por mostrar, sin ningún análisis".

Aunque no se tienen cifras exactas sobre la prevalencia de las disfunciones sexuales en Chile, sí se sabe cuáles son las principales: anorgasmia (ausencia de orgasmos) y falta de deseo sexual, entre las mujeres; disfunción eréctil (impotencia) y eyaculación precoz entre los hombres.

Si se trata de cifras, se estima que >b>una de cada dos mujeres sufre algún trastorno sexual, en tanto que el 50% de los hombres mayores de 40 años ha tenido un episodio de impotencia. Incluso, los especialistas reconocen que cada vez hay más consultas masculinas por trastornos del deseo, ya que basta una sola experiencia de fracaso para que se cuestione la propia capacidad sexual.

Causas biológicas (enfermedades crónicas, cirugías, traumatismos, infecciones), psicológicas o por ingesta de medicamentos o drogas se encuentran detrás de estas patologías.

Lo cierto es que pueden tener solución: desde educación y psicoterapia, hasta medidas farmacológicas o cirugía, cuando es necesario.
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