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“Somos una mejor familia porque conocemos el dolor de cerca”

02 de Marzo de 2005 | 13:20 |
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Cuesta sacarla del tema que hoy la apasiona, el Parque Memorial, porque por uno u otro camino, vuelve a él. Sin embargo, finalmente nos abre su frente interno y nos cuenta de su marido, Patricio Riech y de sus hijos Patricio, Cristián y Lia.

Pato- como lo llama- cumple 25, es ingeniero comercial y trabaja en la mesa de dinero del Santander; Cristián pasó a cuarto medio en el Newland –“con promedio 6,5” y Lia está en I medio en el Villa María. “Son muy buenos alumnos y gracias a Dios nunca he tenido que estudiar con ellos. Me han dado muchas satisfacciones. La Lia tiene 14 y de 12 premios del VMA se sacó 9”.

Su marido es “Chicago boy”, vivió 7 años en Estados Unidos trabajando para el Banco Mundial y la ha apoyado siempre en el largo camino del duelo. “Es un tremendo gallo”, dice.

-¿Cómo ha sido tu relación con tus otros hijos? ¿Te enclaustraste mucho por la muerte de Francisco?
“Yo sabía que Patito, en ese minuto chiquitito de 6 años, tenía derecho a ser feliz en esta vida y, que cualquiera de los dos que hubiese muerto, el dolor lo iba a sentir igual; no es que hubiera querido más a uno que al otro. Entonces, le prometí al Fran que iba a hacer todo lo posible para poder aprender del dolor, sobrellevarlo y hacer una linda familia incluso en el vacío de su ausencia.
“Y eso lo logré, con errores, equivocaciones, faltas, pero me siento orgullosa de mi familia. Son todos lindos de alma, somos una mejor familia porque conocemos el dolor de cerca”.

-¿Cómo vivieron el dolor los dos que nacieron después?
“Bueno, de referencia no más, porque no conocieron a su hermano. No es lo mismo obviamente, no lo vivieron, pero ellos están súper concientes de que era el segundo de sus hermanos y no andan por la vida llorando ni con dolor, claro que saben que el Fran está en el cielo y los ayuda”.

-¿En qué minuto eres mamá?
“Bueno en algún rato, tengo un marido el descueve y, además, ya son grandes”.

-Pero fueron chicos y siempre tuviste millones de cosas que hacer.
“El Fran poh, el Fran fue inquieto, nació súper inquieto, era muy inteligente, un niñito habiloso, simpático… yo no le puedo fallar ¡imagínate!
“Un padre lo único que quiere es que su hijo le guarde un pedazo de cielo a su lado, pero para eso aquí en la tierra tenemos que trabajar para ganar el espacio; como nosotros no somos santos tenemos que esforzarnos el doble, por lo tanto yo siempre estoy en ésa”.

-¿Eres sobre protectora?
“Soy mamá con pollos, estoy todas las tardes en mi casa; me retan mucho y ya casi no me pescan, sobre todo el mayor. Los agoto sicológicamente con el celular; los voy a buscar a cualquier hora, a cualquier parte que estén, pongo el despertador y listo”.

-¿Hay mayor presión por el miedo de que les vaya a pasar algo?
“Claro que hay una aprensión natural que surge después de la muerte de un hijo, aflora, pero siempre he sido una mamá preocupada, de hecho yo llevé por una preocupación personal a Francisco a la clínica. Si no me hubiera preocupado tanto, estaría aquí o, probablemente, no; no lo sé, no me puedo culpar por eso”.

-En un entrevista dijiste que ni siquiera te diste cuenta cuándo te embarazaste de los dos menores…
“Me he preguntado muchas veces si Cristián y la Lia habrían nacido si no se hubiera muerto Fran, no sé. Me había ido súper bien en la universidad, me estaba yendo súper bien en el trabajo, a lo mejor, me hubiera embalado en algo y no habría tenido más niños.
“Habría sido tremendo no tener a esos dos hijos que son geniales, son un amor, la Lia… mi mujer; claro, no sé cómo habría sido”.

-¿Qué papel ha jugado tu marido? ¿Te metiste mucho en ti misma cuando se murió Francisco?
“Los duelos no son sincrónicos, yo creo que primero lo hizo mi marido y, después, yo, siempre en una familia hay alguien que equilibra la barca y me tocó hacerlo a mí primero”.

-¡Fuerte!
“No, se hizo así no más. A mi me tocó enfrentarlo primero y después, cuando vi que el Pato ya estaba más firme, me relajé dos años, en el sentido de que viví mi duelo profundamente, pero siempre acuérdate que vengo de una familia apoyadora… yo nunca más hice compras, me las hizo siempre mi mamá. No sé quien compraba pan, pero había pan todos los días”.

-¿El dolor no deterioró la relación de pareja?
“Tuvimos paciencia para conocer al nuevo Pato y a la nueva Susana que iban a nacer de este dolor; esa paciencia de la vida de saber que no había motivos para separarnos, sino un tremendo dolor que nos separaba.
“Cada uno vivía el duelo de una manera distinta, pero a mí me gustó mucho más el nuevo Pato, es precioso, lleno de amor por los demás, hace mil cosas. Él me dijo que no podía desfallecer, porque no puedo fallarle a los miles que creen en mí, por algo he llegado a este punto, nada es casualidad en la vida. También ama el Parque y se preocupa todo el día”.

-¿Qué significa la familia para ti?
“La familia es lo más importante, podría estar ganando mucho dinero en el mercado laboral hoy día, pero Dios también me dio esa gracia, no tener que parar la olla; entonces mayor razón para darse en el servicio a los demás. Si sólo te miras el propio ombligo, no vas a llegar a ninguna parte, porque te victimizas; nadie puede ser víctima de su dolor. Mira el ejemplo del Asia, quedé impresionada de ese pueblo, al día siguiente ya tenía una sonrisa; qué maravillosa cultura, ¡cuánto tenemos que aprender de ella!”.

- Después de todo esto ¿sientes que volviste a nacer?
“Te digo que con todo el dolor que implicó la muerte de Fran, el dolor más fuerte de toda mi vida, fueron los años más plenos que tuve. Dios es misericordioso y te da una herramienta para seguir adelante: nuestros hijos nos llenan de luz, nos muestran el camino para no perdernos.
“Es un amor incondicional, un amor sin tiempo, sin barreras, sin confines. No hay presencia física, no hay contacto, pero la relación sigue en el tiempo; no hago crecer a mi hijo en mi interior, no tiene 23 años, él tiene 4, los que tenía cuando se fue. Es una tremenda ayuda allá arriba, intercede por mí. Imagínate a cuántos ha recibido el puro Fran, es una nueva dimensión, es cuando entiendes que cielo y tierra están juntos”.

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